sábado, 22 de agosto de 2015

BENDITO ADITAMENTO


     Habituados a los cielos desnudos como aquietados e imperturbables lagos de aguas inamovibles, por no remontarnos mucho más allá,


tónica implacable de estos dos últimos meses, la sensación cuando se levanta uno esta mañana es la de hallarse en otro lugar, debido a que un enjambre de nubes ha hecho su repentina aparición, trastornado de golpe todo un orden que parecía establecido ya para siempre.
      Pero lo que es más de agradecer, la mudanza y el grisáceo rebaño de nubes que sin pastor transitan a su antojo, han llegado con el bendito aditamento de una divina brisa, que al aspirar su frescor no sólo reciben nuestros pulmones con muestras de jolgorio sino que es todo el cuerpo el que se diría resucita porque aplanados andábamos. Un respiro de la naturaleza que hacemos nuestro, que todo no va a ser lamentos y quejas. 

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