sábado, 29 de noviembre de 2014

RÍO MENUDO, RÍO SABIO.



      Bravíos turbiones y clamorosos vendavales como los que soportamos de presente, vienen  a recordarnos que, cualquiera que fueran los disfraces,


casi de carnaval, casi caricaturescos, con que se ataviaba la estación, envuelta en mansas auras y ardorosos soles, por la extrema orilla del año andábamos, y así, atropelladas y borradas por las aguas, casi perdidas tiene la suyas nuestro río, el Guadaleví, ya río menudo, bien río cuantioso, cuando le conviene. Para espectáculo grandioso el suyo, porque ahora si está que se come el mundo, atronando los aires con bélicas arias, que suben por la garganta que le da cobijo como raudas avecillas, mientras saca inusuales brillos a las rocas a las que cabalga achucha  y tapa como el más malandrín de los ríos.  La virtud tiene, que imitar deberíamos los más, de apretarse y flagelarse cuanto haga falta, dando vueltas y más vueltas hasta encontrar su camino, uno de lo más derechos después de su particular vía crucis, a fuerza de constancia ganado, con añeja sabiduría de río menudo y avispado. 

jueves, 27 de noviembre de 2014

CUANDO VIENTO Y LLUVIA SE UNEN


      Para vigorizar las ideas e, incluso, los apocados ánimos, nada como estas lluvias de moderada tibieza e intensidad, para las que no sería necesaria otra protección que no fuera la habitual que presta nuestra ropa de la estación tanto al pudor como a cualquier mediana inclemencia de las que, de súbito y sin previo aviso, puede asaltarnos en el exterior.
        Y en esa prontitud de aparición, casi de juego malabar, resoluta, incluyamos la de los vientos que por aquí nos llegan procedentes de las míticas columnas de Hércules, de las que, por otra parte, deben de tomar su fortaleza y fiereza dado cómo despereza sus luengos brazos


no dejando títeres con cabeza. Y la mala conciencia de fustigarnos nada más llegar, no consiste precisamente en su peor cara, sino en la insoportable de aliarse en comandita, en ocasiones como en la de esta mañana que ya casi termina, con aquella lluvia mansa, apacible, de la que hablábamos antes; pero que aliada con los vientos en un común empeño hace que nuestro paso por las calles sea tan utópico y tan de titanes, que lo mejor es ni intentarlo. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

DÍAS TRISTONES Y CAMPOS DE CASTAÑOS.


      Estos días tristones, grises, sin carácter, llevan en sí mimos los rasgos de melancolía que flotan en las despedidas, cuando somos conscientes de que algo, alguien querido, se marcha, quedándonos la duda de si, ya por ellos o bien por nosotros y por el azar en que todos nos movemos, los volveremos a ver. Esa atmósfera tenue, indecisa, desganada en que se mueve la estación, muestra un lírico escenario, onírico, casi de otros universos soñados en los campos de castaños: hieráticos sus troncos fornidos alzándose pardos en las pinas alturas y cuestas en las que desde hace siglos habitan; pero no en sus ramas y hojas, mecidas en un frondoso e indescriptible arco iris de rumores y colores. Suspenso queda el ánimo, que olvida adioses, -aunque éste sea uno de ellos- y desoladores pensamientos para aprehender cuanto más mejor de esta soberbia escena. 
     

domingo, 23 de noviembre de 2014

LA MUERTE DE LAS CHUMBERAS.



      Nunca es el otoño tan otoño como en estos días plomizos, calmosos, de tenues luces, en los que el dueño es el silencio y la poca la vida se apaga sin grandes resquebrajos,  se extingue sin grandes prisas en un permanente ocaso, como añoso patriarca.
       Si esta mera transición del tiempo no deja de ser una estampa ya vista en otras ocasiones, el trasunto de una muerte engañosa porque, mas tarde revivirá de nuevo pujante la naturaleza, menos fortuna parece tener, dado el poco interés que su agonía despierta y un final que acaecería sin resurrección a no ser que se disponga de urgentes remedios, es la de la chumberas, a las que en plena Serranía se las ve morir, atacadas por una enfermedad letal, que ataca a su vigor y verdor, y llena de manchas y pústulas a su eterna lozanía, perenne símbolo de la belleza y diversidad de nuestros campos que, sin ellas, ya no serían los  mismos.


sábado, 22 de noviembre de 2014

EL PAIS DE LOS SUEÑOS.



      Los sueños es algo que mantiene en pie a los humanos, todos tenemos sueños; los más, relacionados con una vida vida más próspera, en la que el dinero -siempre el dinero- nos sobre y nos permita grandes cosas, tener el mundo a nuestros pies, en la creencia que el dinero lo puede todo.
        Con el dinero, pero sólo de unas monedas mínimas, esenciales para que el hambre no les atenace, sueñan estos rumanos sedentes todo el día en las aceras, que ocupan lugares estratégicos de nuestras calles, de nuestras iglesias, en las entradas de supermercados y frecuentados paseos, con rústicos cartones escritos, con grandes letras y faltas, que aluden a sus necesidad, a su pobreza, a que carecen de trabajo, pero no de una gran prole de hijos a los que sacar adelante.
         Para ellos, fue un día la lejana España un soñado paraíso en el que seguro hallarían el maná esperado, la ocupación remunerada que les abriría de par en par las puertas de su cielo. Si vivían también de la caridad en su país, erraron al venir buscando lo que también es difícil ya para muchos nativos en su tierra. Al menos allí, tenían algo que aquí no tienen: la ventaja de entender y hacerse entender y una esperanza en esos sueños por realizar, ahora hecho añicos: a otros nuevos habrán de acudir para que algo, aunque sólo sea esto, les sea propio, suyo, aparte de la miseria, tan suya.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

HAY PRISA EN LA MAÑANA OTOÑAL



      Estas mañanas otoñales, con tantas y tan variadas luces, tantas y tan multiformes nubes navegando por los cielos sin parar, tantos irisados colores en frondas y parques, invitan a pensar que no pretenden más que, dada la cortedad de las horas en que el sol brilla o las claridades lucen, darse una desusada prisa por mostrar cuanto ellas atesoran, cuanto antes, cuanto más pronto mejor, no sea que no tengamos tiempo de contemplarlas en lo que son, en lo que valen, en su formidable espectáculo.
           Toda esa premura de la naturaleza por expandirse, por abrirse y dar de sí lo mejor de ella, parece haber huido hoy de nosotros,  caminantes del mundo, que por aquí y allá andamos, recorriendo calles con pasos lentos y poco ánimo de emprender ningún atareado quehacer que no sea el de no hacer nada, tanto porque el día invita a ello como porque somos conscientes, o a nosotros nos lo parece, de que no vendrán en lo que queda de estación, muchos como estos, tan descaradamente primaverales.



domingo, 16 de noviembre de 2014

CONDICIÓN Y FIGURA



     Los infinitos e incontables  granos de la arena de los océanos o  las gotas de agua en  días de lluvia, intensa y sin medida, trasladarse puede a la diversidad de la condición de los hombres.  A cualquiera de ellas que busques, la hallarás representada en muchos individuos, por muy peregrina que te parezca.
      Cual sea tu condición, tu carácter, nadie mejor que tú lo sabrá. Descubrirla y aceptarla será tarea  premiosa y comprometida, pero no imposible, y siempre te dará una razón para lo que haces. Te puedo decir, si de algo te sirve, cuando andes tras la tuya, Zaide, que la mía es la de no hacer sombra a nadie; la de no molestar; la de pasar por necio, en ocasiones, simulando, por evitar discusiones,  que ignoro las artimañas baratas y aduladoras palabras con que otros timan tu ánimo. 
        Te prevengo, no obstante, que con tu condición, o la mía, tanto si es la tuya, como si no, son también infinitos los seres que la poseen y que por el ancho mundo pululan. Y si se ha dicho algún apotegma lleno de verdad, es aquel de que condición y figura, buena o detestable, perversa o deliciosa, hasta la sepultura, hasta el fin de nuestros días dura.
 

jueves, 13 de noviembre de 2014

CALMA INFINITA


        Un paso atrás y otro al frente suele dar el tiempo en estos días; una incertidumbre que se traduce en mudanzas tan repentinas como desconcertantes. Algo de esto tiene su incidencia en el aspecto de las calles, un poco desoladas y, más que nada, en los que las transitan; en su manera de vestir, de lo más dispar de un momento a otro, sin saber a qué atenerse, ora a las plácidas estancias de un veranillo no dispuesto del todo a marcharse, o ya a las mínimas escaramuzas de un invierno que acecha por las esquinas, presto a iniciar su reinado.
     Mientras, por idénticos motivos de desconcierto en lo que ha de venir, se ha producido un espectacular retroceso en el flujo de visitantes, durante todo el año de una fidelidad pírrica y ahora muy lejos de llenar con sus multitudinarias avenidas ningún lugar, ningún espacio monumental, ni menos comercios y restaurantes.
       La ciudad, así como sus habitantes, se toman un respiro a tanto barullo precedente, a tanto vocerío a

tantos ininteligibles idiomas, y aliviados se acogen a la infinita calma que desprende el paisaje dormido, a una paz que aunque parecía perdida, por no hacer caso de ella, siempre estuvo ahí, en valle y montañas.


lunes, 10 de noviembre de 2014

SER MÁS DE LO QUE SOY


    Quisiera, Zaide, ser más de lo que soy para, con cierta certeza, servirte de útil ayuda en esa búsqueda agotadora que ahora emprendes, inmerso en un mar de dubitaciones, inquiriendo quién eres, la razón, si la hubiera, de tu presencia en el mundo; si alguien desconocido dirige tus acciones y voliciones; si algo existe; si agotado tu peregrinar por la tierra, podrás, para no acabar en la nada más desesperante, más ingrata, acogerte a cualquier refugio, a cualquier reencarnación, aferrarte a algo que te sustente y te siga insuflando vida. 
     A mal lugar llamas y te diriges, porque tus dudas son mis dudas, tus temores los míos, tus malhadadas inquietudes y congojas, las que a mí me atormentan nada más ponerme a pensar en ello: me pierdo y soy un náufrago sin rumbo alguno cuando persigo la idea de si es de razón la existencia de un ser todopoderoso, omnisciente, omnipotente, que todo lo puede, que está en todas partes a la vez; que nada ignora, que ha creado cuanto vemos y cuanto no de ese ingente universo de impredecibles galaxias y sistemas de astros y superficies inimaginables que a nuestra mente aturden y obnubilan, dejándola exhausta, un guiñapo; pero, también, tantas crueldades inimaginables con niños y otros seres desvalidos, tantas sangrientas guerras, tanta ignominia y maldad como existe, ¿las podría contemplar sin estremecerse, impávido, tal Dios, tal todopoderoso ser?

jueves, 6 de noviembre de 2014

ABOCADO A UN FINAL


      Al veranillo del que hemos disfrutado estos días, un milagro inesperado para unos, una calamidad por extemporáneo y dañino para el buen proceder de cultivos y campos para otros, vinieron a engullírselo desapacibles tormentas y un frío de mil demonios, tanto más temible cuanto que su desproporción con los grados de bonanzas que cundían por entonces era considerable.
     Pensemos, con decepción o contento, defensores y críticos, que era lo previsible; no ya por estar fuera de lugar, sino porque por tener principio, como todo, salvo dioses y otros invisibles seres fuera del alcance de nuestras mermadas mentes, abocado estaba, más pronto o más tarde, a un previsto final. A esa humana multitud siempre descontenta, en cualquier caso, se encarga siempre de dar gusto la pródiga naturaleza; en esta ocasión a los que agobiados por excesos térmicos que no eran propios anhelábamos radicales mudanzas. Se aproxima el invierno y aunque nos guste, si por algo hemos de sentirlo es por ese sector de la población cada vez más numeroso que, mientras otros roban y se enriquecen hasta insospechados límites, ha de escoger entre mal alimentarse o calentarse, ya que su economía para nada más le da y son un abuso que no tiene nombre los precios del consumo de luz. 

 ¡Qué injusto mundo es el nuestro!

lunes, 3 de noviembre de 2014

ENTRE LA MESURA Y LA DESMESURA




        Entre la mesura y la desmesura, si es que no quieres verte zarandeado por vendavales de toda índole, de desconocida intensidad y desventura, habrás, Zaide, de ordenar tu vida. Entre mesuras y desmesuras, yace la esencia de tu sosiego. Mesura te será de suma utilidad para comer, para vestir, para beber, para comprar sin derrochar, también para dormir y divertirte, porque habrás de saber que no toda diversión es fuente de gozo, y muy reprobable si tu contento atenta contra la tranquilidad o buena fama de otros. Pon mesura, y que no te pese, en tu egoísmo, en tus desavenencias, en tus inquinas y reyertas, que sólo malos ratos y no falsas victorias pueden aportarte. 
        No es tampoco desequilibrio del espíritu, en ocasiones, la desmesura, si es que ésta la empleas en adorar a quien te ama; en consolar y socorrer con todas tus fuerzas y medios al que llora y sufre; en remediar de penurias y hambres al que nada posee. Ahí, toda desmesura por tu parte, todo esfuerzo por descomunal que sea para paliar desgracias, será poco, tendrá justificación y te hará sentir más humano, más sensible, más formando parte de una sociedad. Con mesura y desmesura. con calma y caos, de la nada, surgió el universo; con mesura y, en ocasiones, con desmesura tendrás que orientar tu existencia, si es que quieres hallar en ella cierto equilibrio, cierto sentido, a lo que, para ser sinceros, es arduo hallárselo.





  

sábado, 1 de noviembre de 2014

NOVIEMBRE Y SU MALHADADA CRÓNICA



        Desventuras mil se le acumulan a noviembre, el cual, malhadado, no sólo perdió sitio descendiendo en numérica jerarquía con el cambio de romano a gregoriano, sino que, además, le amargan la vida desde entonces, nada más comenzarla, con fúnebres celebraciones de difuntos que, puesto que ya fueron y hoy no son, bien quedarían en sus huesas y mausoleos, y no atizando para común martirio la conocida memoria de la decrepitud y finitud de cuanto se mueve.
             Así herido en sus tiernos balbuceos de recién llegado, el mes no levantará cabeza, y con un complejo que para qué narrar sobre sus espaldas, día a día, hora a hora, en numerosos predios, frondosas arboledas, ruborosos bosques o apartados retiros, dejará infinitos destellos de en lo que los hombres, la historia y la veleidad de los tiempos lo han convertido, tanto antaño como hogaño: en terrenales universos en transformación; en pasmosos declives de colores, texturas, crujidos y hasta de sueños que para acomodarse a esa marcha silenciosa pero de lo más firme del mes, nada más comenzar, también, a grandes zancadas, sin realizarse declinan hasta su extinción.