martes, 28 de mayo de 2013

UNA DULCE MIRADA A NUESTRO PASADO




      Rememorar al pasado no es, desde luego, vivir de él, sería insensatez;  pero sí tenerlo en cuenta por lo que puede significar como semilla feraz en el desarrollo de nuestro devenir actual. Ciudad turística somos por antonomasia, y mucho pusieron de su parte en pasados siglos los esforzados visitantes  que llegaron atraídos por el mágico efluvio que desprendía ese conjunto ideal arrebujado en una comarca de ensueño;  medio centenar de pueblos ancestrales unidos por carácter, medio, forma de subsistencia y de entender el mundo. Aun sin pretenderlo, se constituyó nuestra serrana tierra en alimento literario a cientos de extranjeros que escribieron hermosas páginas con una devoción y un entusiasmo pocas veces visto.
     Que ahora, con deliciosos textos, con imperecederas frases, se haya querido rendir un emotivo homenaje al pasado y al presente, reflejadas en fogosas cerámicas, en ese retablo instalado en Santo Domingo, es algo que debíamos, para corresponder,  a quien nos alabó y nos va a seguir loando, con voz o con pluma, y un acierto de las personas con  la fundamental de la concejalía de turismo, que contribuyeron   

No hay comentarios:

Publicar un comentario