jueves, 31 de octubre de 2013

EL RECUERDO DE NUESTROS MUERTOS



      Bien merecido está el recuerdo para nuestros muertos, los que fueron de nuestra familia. De ellos llevas su sangre y de alguna forma todos participaron para que tú vinieras al mundo. Muchas maneras hay de que esa memoria se mantenga permanentemente en nosotros; una de ellas sería la de imitarlos en lo que de bueno tenían y mejorarlo de lo que no gozaban; sería un modo progresivo de perfeccionamiento para tí y los tuyos que iría en beneficio de todos. No entiendo haya homenaje más excelso para los que ya se fueron,
     No, en cambio, Zaide, quieras llevar tu poder al cementerio, construyendo de mármoles caros,  preciados adornos y metales traídos de lejos,  enormes mausoleos, como si tus muertos fueran dioses. De nada vale que quieras levantar monumentos sin precedente a tus muertos, ya que no es sino a tu vanidad y a exhibición de tu riqueza, a quien los alzas. No traslades, lo que ya haces en el mundo de los vivos, al campo de los difuntos, pretendiendo establecer diferencias de clase donde sólo hay cenizas para unos y para otros. Más de ello, por mucho que te empeñes, poco hay. Bastará una modesta lápida para cumplir, sin necias pretensiones., contigo y con los que te rodean.

        

   

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