Tras muchos años de paciente espera y no pocas veces de perder el sueño y la paz, la tuya y la de los que te rodean, con encendido ánimo me cuentas, Zaide, que casi tocas con los dedos el momento de acceder al más alto cargo de tu ciudad.
Tu alegría es la mía, pero antes de aceptar, si es que quieres que tu gobierno no desmerezca y su recuerdo perdure, examínate y mira con detenimiento si cumples con estos requisitos, pues deberás ser, y no los nombro todos:
-más sabio
-más bondadoso
-más justo
-más juicioso
-más modesto
más compasivo
-más sagaz
-más desprendido
-más honrado
-más prudente
-más ahorrador
-más amable
más comprensivo
-más ordenado
-mejor orador y padre que cualquiera del pueblo al que gobiernas, de forma que nadie pueda nunca poner objeciones o dudar de cuanto dictes o digas. Otra cosa sería engañar al pueblo y a lo que en realidad eres, no a lo que pretendes ser, para conseguir tus fines.
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