miércoles, 20 de febrero de 2013

EL ENTRAÑABLE ESCENARIO DE LOS AMBULATORIOS



     A los ambulatorios del sistema sanitario, todavía nos acercamos con la tranquilidad de que es un lugar no sólo en el que ningún cirujano te va perforar las entrañas o machacarte los huesos, rotos o dislocados, como es de rigor en los hospitales; sino que, por añadidura, se asiste, (cosa que se va perdiendo en otros escenarios más familiares) unas veces como espectador y otras como ponente, al disfrute de una serie de conferencias o charlas instructivas en las que los políticos, la tambaleante marcha del país y la eficiencia o no de los galenos a los que visitas, son temas ineludibles y permanentes.

     Los argumentos de aquellos animados diálogos, llamémosles así,  siguen vigentes. Si acaso por la situación desastrosa en que se mueve todo, son más numerosos los conferenciantes y el tono de la oratoria bastante más crispado de lo que que fuera antes. Aparte de eso, el miedo a que un apretón más a la asfixiante tuerca de los recortes, la que nos va dejando sin respiro y sin medios, se lleve a corto plazo a médicos y recetas, para aliviar nuestros males, abarrota hoy, más nunca, por lo que pueda pasar mañana, las consultas.

     Los médicos no escapan, nos parece, tampoco, a las series de medidas restrictivas. Se encrespan y su indignación, una más, de algún modo golpea, aunque sea levemente, sobre los pobres pacientes, que están allí sin ninguna dolencia que puede considerarse letal de necesidad, pero deseosos de salir a la calle cuanto antes. Esperamos al oculista, que en medio de la concurrida consulta de clientes, se marcha a desayunar, creemos, con su enfermera; "sólo un cuarto de hora", nos dice ésta, y en el interin, para que tengamos con qué pasar el rato, nos deja medio cegados con unas gotas vertidas en nuestros ojos. Como el cuarto de hora se  prolonga hasta tres veces más ese tiempo, a uno le queda la duda de si el  "goteo" preliminar a la visita, a posta se ha hecho más abundante de lo necesario, para que sin visión tengamos de qué hablar y no salgamos huyendo y echando pestes del equipo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario