Para no extraviarnos del todo en este mundo y en el espacio en el que nos tocó nacer y vivir, pusimos los humanos marcas en el tiempo, como citas al pie de página de un proceso que nunca ni por nada se detiene. Le ha tocado ahora a marzo, quien hoy acaba de ocupar su solio. Con el mejor de los empeños lo saludamos, esperanzados en que todo eso que en teoría alberga, golondrinas, equinoccios, rosados brotes y días más largos y luminosos, traiga sosiego a nuestros zarandeados espíritus, siempre en jaque cuando no es por alfa, lo es por omega. Como principio y fin tienen sin excepción las cosas, eso esperamos para los que le van de mal en peor, que son legión. Y que se mantenga la quietud para los que tienen la fortuna de su lado, que son los menos.
De Martes, en su prístino origen, le viene el nombre a nuestro mes. También clamamos, por ello, que entre las dos corrientes que lo llevan, la bélica y la lírica, el de la guerra del mítico dios y el de la primavera, se incline por darle preferencia a ésta, y no a las huelgas, recortes y pobreza, que sería la peor de las elecciones.
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