jueves, 9 de febrero de 2012

A LATIGAZOS

          A latigazos anda este febrero con el personal, al que confunde con su imprevista ola de penalidades, de la que el latente frío es la menor. Tiembla uno, temblamos todos, angustiados porque el mundo, el que nos cobija, que no se detiene por nada, a cada vuelta de su rítmico girar nos va dejando tras sí una estela de sufrimientos de los que medios escritos y orales y visuales se encargan de acercarnos. Estos últimos, los más descarnados, con estremecedoras imágenes de sucesos, revoluciones, guerras, matanzas, aunque no reciban ese nombre, que nunca acaban y cuando lo hacen es para ceder el paso a otras, todavía más despiadadas, en las que el hombre se reinventa a cada instante para superarse en crueldad. Sin ir tan lejos, uno mira con harto dolor la falta de trabajo en nuestro país y las penurias hogareñas, cada vez mayores que conlleva. Estas brisas, por muy siberianas que sean, no hielan tanto el alma como otras cosas, que si que nos dejan yerta el alma.

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