lunes, 12 de marzo de 2018

        COMO EL QUE OYE LLOVER

      Enojosos y más que raros ruedan los días últimamente, dejando sin sentido a refranes y frases antañonas, desvirtuando advertencias y consejos, que en nada han quedado. Como ejemplo fehaciente, valdría la pérdida de contenido que ha sufrido, en este juego de imprevistas mudanzas, la expresión, "como el que oye llover", que aludía a la falta de atención, o a la nula importancia, que se le concedía a algo con lo que alguien quería atraer nuestra voluntad y que se le hiciera caso.
      Pero ocurre, que esa sequía que a todos desesperaba, y que según científicos y meteorólogos, escasas posibilidades, endémica ya, había de que nos abandonara, en milagrosa transformación ha dado un giro radical, a aguas miles, y no es exageración, a la vez que mandaba a los contenedores de detritus, al susodicho refrán, porque nadie podrá decir que la llegada de la esperada lluvia no ha sido recibida con toda la fijación de nuestros sentidos, ojos y oídos, posible.
          Como todo tiene su colmo, y así somos los humanos de volubles, puede que ya que tanto y con tanta intensidad cae el agua de los cielos, sin un respiro, tornemos a poco tardar y si esto no cambia, a lo de "como el que oye llover".
       

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