SOÑAR CON ANGELITOS
Al bajel que es mi cama, en las agotadoras e interminables horas de unas madrugadas sin linderos, navegando por océanos de desdichas, por babor y estribor, por proa y popa, las inundan en continuo desasosiego, en tropel, gigantescas olas de procelosos sueños: de guerras que aniquilan con poderosas armas antiquísimas ciudades; que dejan sin hogar y sin patria a sus habitantes, que no cesan ya de un peregrinar que nunca acabara, sino es con la muerte, porque en ninguna parte los quieren; de niños sin padres y de madres que han perdido a sus hijos; de inacabables pregones, bien temprano y durante todo el día en radios y en luminosas y anchas pantallas de televisores, mostrando con insistencia todas nuestras miserias y lacras, de horribles crímenes, de suicidios de colegiales, de matanzas inexplicables...
¿Quién dijo que alguna vez llegamos a soñar con angelitos?
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