sábado, 25 de febrero de 2017

      AFRICANOS VIAJEROS

      A apaciguar furores y a fundir lodos y elementos de otros lares llama la tarde, colmada de una paz y un silencio que en estas horas abruman, si se echa en cuenta el bullicio de otras jornadas. No sé si habrá que culpar al mes, que viviendo sus postreros momentos, no quiere desaparecer sin dejar   apasionada huella de su paso; y casi sin interrupción, entre una frontera y otra, sin aduanero que pare a esos exóticos viajeros, nos mete lluvias, polvos y barros saharianos, apagados soles, como empañados culos de vaso, o cielos que  a otros humores y estaciones pertenecen.
       Extraña en la transición, que voltea a llamadores en las fornidas puertas de un inapelable destino, el encuentro anormal en muchas ramas de enaltecidos árboles, del susurro de brotes acariciándolas, cuando en su misma angosta y cimbreaste superficie, algunas hojas de doradas faz y antigüedad, aún tienen sobradas fuerzas para mantenerse, aunque poco han de durar ya su presencia, pero sí lo bastante para mostrar a la mirada, de un golpe,  un proceso que nunca cesa: el hoy y el ayer, la vida y la muerte.

martes, 21 de febrero de 2017



      SOÑAR CON ANGELITOS

     Al bajel que es mi cama, en las agotadoras e interminables horas de unas madrugadas sin linderos, navegando por océanos de desdichas, por babor y estribor, por proa y popa, las inundan en continuo desasosiego, en tropel, gigantescas olas de procelosos sueños: de guerras que aniquilan con poderosas armas antiquísimas ciudades; que dejan sin hogar y sin patria a sus habitantes, que no cesan ya de un peregrinar que nunca acabara, sino es con la muerte, porque en ninguna parte los quieren; de niños sin padres y de madres que han perdido a sus hijos; de inacabables pregones, bien temprano y durante todo el día en radios y en luminosas y anchas pantallas de televisores, mostrando con insistencia todas nuestras miserias y lacras, de horribles crímenes, de suicidios de colegiales, de matanzas inexplicables...
      ¿Quién dijo que alguna vez llegamos a soñar con angelitos?


miércoles, 15 de febrero de 2017

       SE AGOSTAN FLORES QUE AYER NO ESTABAN

       Se agostan, sin ser agosto sino un airado febrero, la flor de los almendros. Azules desvaídos sus pétalos y amarilleando sus corolas. Y sí que es amarillo de encendido vigor y apretado brillo el de las mimosas. Por donde vagabundeamos, muy pegados a las honduras de nuestro despeñadero mayor, porque desde luego no está solo, que tierra de honduras es,  ese levante que enrabietado empuja, que no pretende ni ceder ni detenerse, se recrea revolviendo el angosto suelo, en crispada carrera, que a todo aquel lo empapa, un nevado tropel de alocados y renacido pétalos, que ya ni siquiera lo son; más bien, desgarros suyos, blanquecinas motas que, fuera de sujeciones, vivir otra vida quieren. No con intención de redimirlas, sino para a la postre arrinconarlas, amontonándolas, ahorrando fatigas al jardinero, se ha dejado caer, a plomo,  este viento del Estrecho, a quien nadie osa atajar en su temporal dictadura.

lunes, 13 de febrero de 2017

 A POR NUESTROS NERVIOS VIENE EL MES

 A este mes que tan denostado está por carecer de seso y de cordura, aunque ambas vengan a parar en lo mismo, creído y mucho tiene su papel en los que días en los que estamos, y a eso se dedica febrero: a darles la razón a los que lo acusan de ser la oveja negra de ese tropel de hermanos que tiene. ¿Que en qué se entretiene? en sacar fuera de madre a nuestros nervios, dejándolos encrespados como olas de pleamar. Porque visto y no visto es su constante mudar: que si soles, que si aguaceros, que si nubes, que si vientos,  que si hedores sin cuento,, que si quietud, que si negruras. No son educadas maneras las suyas, bueno o lo son, pero no desde luego finas las de sacarnos de nuestras casillas. Gozar, eso sí, de los arrebatos extrasensoriales de los místicos y a todo esto que nos echa encima, dedicarnos a contemplarlo, bien que nos gustaría, pues si obviamos lo que de intranquilidad nos meten en el cuerpo los cambios, hay en ese apresurado trastorno del tiempo, en ese alocado dar la cara y la cruz, una belleza que para qué hablar, sensaciones que valdría la pena trasladar al lienzo o al papel. Mas de ese estado en que febrero nos pone, infaustamente, solo estas lineas desmañadas, trazar osamos.

viernes, 10 de febrero de 2017

        CRUEL ABANDONO

      Luengos años acaparando y mercando libros, para ahora, con total impunidad, desprenderme de uno, puede hasta sonar cruel en en los oídos de quien, como uno, los persiguió con afán de atesorarlos y encerrarlos, que no más que eso hacía en los estantes de mi biblioteca. A lomos de un contenedor de desechos de papel y cartón, un poco a trasmano de los de la basura, para que no lo contaminara su penetrante hedor, no en su interior, sino bien a la vista, para que alguien lo descubra, lo he dejado. Es un volumen de los llamados en infolio, papel de sedoso brillo, portada de duro cartón y extenso colorido: un Atlas de caminos hispanos, ya con una cierta antigüedad a sus anchas espaldas, tres decenas de años al menos, de cuando estaban en todo su esplendor y demanda los fascículos, y costaba meses y dineros su colección, y, después, ponerle abrigo, es decir, dejarlo en manos del encuadernador. Con una parte de esa red de carreteras que describe desaparecidas y sin coche ya tampoco a las que llevarlas para hollarlas, mi funesta decisión ha consistido en expatriarlo, expulsarlo de mi casa es la palabra. Un remordimiento, como si fuera un animal el que he abandonado a la intemperie del tiempo, me ha perseguido durante todo el día; también la duda, de si, por las buenas, así como así, a un amigo de papel, debería darle el mal destino que le he dado. ¡Ojalá, para acallar mis remordimientos, pueda recibir uno mejor de quien quiera aprovechar lo que de aprovechable todavía tienen sus senderos y caminos y llevarlo a su nuevo hogar!