sábado, 5 de noviembre de 2016

LOS DÍAS AHORA

        Hay más noches que claridades en los días de ahora. Carbones doblemente ennegrecidos las berroqueñas sombras;  luciérnagas sin luces los febles días; una muralla ilimitada es la noche y polilla sin ganas de roer, el día. Aún en la cama, aunque no por demasiado tiempo, lo espero con algo de ansiedad, no perdiendo de vista a la ventana. Es mi aleph la ventana, único orificio por donde ha de entrar lo que de mundo hay afuera. De momento, nada más que un hormigueo de horizontales franjas, que apenas se deciden a lucir, cuando se desvanecen, un atónito, luego, relampagueo al que le gustaría ser muecín de la mañana que vendrá, a no ser que un verdadero cataclismo, como el que extinguió a los dinosaurios y a su sueño de ser los amos del planeta tierra, se lo impida; pero que todavía no lo es. Para cuando llegue, con la ventana ya un ascua de cien llamas, me hallará en pie y vestido, que siempre da seguridad; sobre todo, la de estar vivo una hora más, un día más; que no es poca cosa y a esa realidad se aferra uno con la ilusión del niño que espera la noche de Reyes ver a sus zapatos mágicamente llenos de otras cosas que no sean sus diminutos pies. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario