domingo, 23 de marzo de 2014

QUE NUNCA TE COMA LA PRISA



     Que nunca, Zaide,  en tu afán de llegar cuanto antes a la cumbre de tus aspiraciones, te dejes devorar por la prisa. No quieras asemejarte a Abaris, a quien Apolo, por ser el animoso cantor de sus viajes, lo distinguió con atributos tan asombrosos como el ser dueño de una flecha de oro con la cual atravesaba raudo los aires. Contados dones reciben hoy, que los tiempos son escasamente mitológicos, los trovadores de ajenas hazañas, si es que hay algunas heroicas o ejemplares que narrar, y aún menos la premura y ambición de ser primero conducen al paraíso soñado. No cejes en tu empeño si algún honesto fin de prosperar y de ser mejor te guía; pero más afín con tu naturaleza y con  lo que somos te sentirás acompasando la existencia al pausado ritmo que ésta sabiamente te marca; no serás más por llegar antes, y seguro que en el áspero camino te habrás dejado sin gozarla una parte preciosa, irrecuperable ya, de tu vida.




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