VUELVE LA CALOR
Vuelve la calor, y como admitidos son los dos género en la palabra, para que no se diga, al femenino nos atenemos. Y puede que por esa virtud idiomática, que no todas tienen, cumpliendo con uno y con otra, en estos postreros estertores del mes de las canículas, zurrándonos está de lo lindo, que mala cosa es cuando no uno sino dos se ponen de acuerdo para darte lo que no está escrito.
Y psicologica y materialmente, desde que uno tiene uso de razón, haciéndonos la puñeta, y a la vez poniendo en evidencia la poca voluntad, falta de ingenio y nula influencia de nuestros políticos locales, están esos dos pasos a nivel, que si hace un siglo quedaban fuera de los límites de nuestra ciudad, hoy están en el corazón de ella, molestando lo que no esta escrito a peatones, vehículos y causando un montón de inconvenientes, por ser pasos más que obligados a supermercados, polígono industrial y, también viviendas, que ya son numerosas las que al otro lado se levantan, por no hablar de los peligros que el abarrotado transito provoca.
Promesas aparte, que surgen como moscas a la miel cuando las elecciones se acercan, una y otra vez, tantas que ya ni los más ingenuos se las tragan, mas de uno, entre los que desde luego nos encontramos nosotros, debe pensar que si ni siquiera en treinta años, cuando comenzaron a ser un problema, no hemos sido (perdón, no han sido los que viven de esto, con sus fotos, sus sillones y sus buenos sueldos) capaces de suprimir unos simples pasos, pedir autovías o industrias, o estaciones de autobuses, o que dejen en paz de una vez la Alameda, tan destrozada y para colmo con esa pedestre joroba de cemento de los últimos meses en lo que una vez fue una bonita entrada, suena a buscar la piedra filosofal o, por más familiar el personaje, a hallar en el milenario secreto del tesoro de Moctezuma.
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