El más sabio, sin duda, es el que menos se equivoca. Uno, que no pretende, en modo alguno, estar en posesión de ningún conocimiento tan elevado que merezca tan preclara condición, sí, que en cambio, se culpa, y lo ha hecho sin parar durante toda su existencia, de cometer a diestro y siniestro, en todo tiempo, de joven y de viejo, errores de los llamados de bulto, porque tan confundido se anda, con frecuencia, por la vida, no sabiendo ni escoger lo pertinente, ni siquiera atisbar la mínima luz que desprende un plausible sendero por donde caminar con cierta seguridad.
La que nunca yerra, aunque a veces lo parezca, es la excelsa naturaleza, aunque a veces también nos confunda con castigos que no son sino devolución de los azotes cada vez más descomunales con que la fustigamos. Día de alborozo es hoy por estos sufridos y recónditos lares nuestros, porque pese a todas nuestras afrentas, nos ha regalado ELLA, con letras gordas, el oro de unas aguas cuyos furores saben a gloria bendita y nada más que a eso, y para las que solo cabe una soberana gratitud. Ahora que el día declina y que un tímido sol intenta calentar la humedad reinante, gozosos, es lo que hacemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario