Días de pertinaces y beneficiosas lluvias han dejado tras sí un escenario que diríamos ennoblecido, mas allá de lo imaginable, con parterres, parques y jardines tocados de un aura especial y todos como resucitados mostrando un esplendor inaudito de luces y colores; porque aunque casi todo estaba ahí durante esos pasados días, un poco taciturno, la verdad, nuestro ánimo más se dirigía a protegernos del agua que, en ciertos momentos, caía a raudales, y ni le dedicábamos una mirada a ellos y menos detenernos en su floral contemplación y encantadora belleza. Se quiera o no es primavera, por las fechas y por la atemperada atmósfera de hoy, propiciada, además, por los aguaceros pasados. Saltos atrás y adelante, hasta establecerse donde le corresponde, es lo que hace la estación, y de desear sería nos dejara disfrutar de ella con cierta continuidad antes de que los ardores del estío nos acogoten, que todo llegará.
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