viernes, 13 de mayo de 2016

CON LOS VIAJES.


     Con los viajes, los largos emprendidos a cualquier país europeo, con la edad se detiene uno a pensar, antes de llevarlos a cabo, en cosas y en circunstancias que de más joven ni se nos pasaba por la imaginación. Entre ellas, las ventajas que ahora les vemos y que antes no veíamos. En primer lugar, que por muy de andar por casa que seamos y de no salir de la ciudad en la que vivimos, hay mucho que merece la pena conocer, aunque solo sea por comparar modus vivendi con los de tu país. Constatar que maravillas que cortan el aliento existen por doquier y, asimismo que por ahí, no todo es bueno y que, como aquí, se mezclan las óptimas y dignas de imitar con otras que hay que rechazar.
      Y ni que decir tiene, que algo que no ocurría años atrás, es, cuando volvemos, con el ansia de expatriado redimido retomamos con una ilusión de cosa nueva nuestros paseos y recorrer nuestra ciudad, con más ganas que nunca.

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