Avivar el ingenio es condición más que necesaria, imprescindible a todas luces, para salir a flote en las aguas turbulentas en que nos movemos en estos tiempos, sin dejarse arrastrar por ellas, entre quejumbrosas protestas que a nada conducen.
Innovadora esa iniciativa del pueblo de Montejaque, no sé si idea del ayuntamiento o de algún emprendedor habitante, para este fin de semana: un paseo nocturno con un recorrido de treinta kilómetros, por ese montañoso suelo que no pudieron conquistar las tropas napoléonicas. Sentimos no tener algunos años menos para ser uno de la partida, que suponemos muy numerosa e ilusionada, ya que la excursión, a la luz de la luna, generosamente llena actualmente, seguro que deparará más de una fantástica visión de árboles, cañadas y riscos; de flotar en un paisaje de ensueño, como si se soñara, pero lúcidamente despierto a la vida y a sus inefables sorpresas, aunque de noche sea.
Sonar solo puedo este paseo nocturnos. Y tal como lo present a mi padre mucho mas.
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