sábado, 26 de diciembre de 2015

ENTRE MIELES Y JOLGORIOS SE NOS MARCHA EL MES


     Entre mieles se nos marcha diciembre: las que insólitas, a raudales, desparrama la atmósfera, a la que no altera ni siquiera un viento que pretende ser fiero y no lo es más que en su soplido altanero, y las que en sus postreros días, enredadas vienen en la añeja simbología de sus fiestas más señeras y últimas. No sabemos si bueno es para los que nos quedamos, que agonice el mes entre tanto jolgorio, cantos y forzosa abundancia, porque así lo pide la tradición, tornando cantos que deberían tener su poquito de tristeza, porque al fin y al cabo fenece el año, y es uno menos de los que nos tocará vivir; uno más o uno menos, según se mire y según el vaivén de nuestro sufrido ánimo.
      Lo que más ilusiona, que uno nuevo nos espera ya engalanado y listo para irrumpir, y, siempre, hasta que el azar de cada hora lo transforme en vulgar o no, es una promesa en ciernes; que esta fuente de venturas y no de desalientos se torne es lo que, con el corazón en la mano, por doquier deseamos.

martes, 22 de diciembre de 2015

¿PERO DE VERDAD HA LLEGADO EL PATER INVIERNO?


     Entre solsticios anunciados, soles donde le mandan, que es más lejos de nuestro planeta que nunca, trópicos e hemisferios en danza, días que emprenden el vuelo en pos de una mayor largueza y claridades, nadie lo diría, ha llegado el invierno; el del calendario, desde luego, que a una fecha, sea cual sea lo que de los cielos se desparrama, ha de atenerse, porque lo que es a la atmósfera que nos cerca, más bien diríamos que nos hallamos en el esplendor edénico de una insólita primavera, con almendros floreciendo unos meses antes de lo que le toca; flores, que desafían en los jardines a abandonar sus pétalos, encendidos trinos de pájaros y árboles, que vista la placidez del tiempo, se hacen los desentendidos en lo que por la estación les toca, que es a mostrarse, a la gran mayoría de ellos, en absoluta desnudez. Lo bueno con este escenario es que, algo difícil en otras ocasiones, podemos dar la razón a todo el mundo: tanto a los que afirman que el invierno ha llegado, como a los que se niegan a admitirlo.

lunes, 21 de diciembre de 2015

MANDA EL SILENCIO DE SIGLOS


      Es la nuestra, una ciudad de aquellas en las que,  como enseña de inviolable serenidad, ondea constante el silencio. Ni siquiera, aunque bien podría, cabría decir que medra insistente un palpable contraste entre silencio y ruidos, ya que estos últimos no son sino un rumor apagado, como un aguijoneo de menudas voces y amortiguados sones cubriendo las huidizas horas y el rumbo incierto de las vagas pisadas que la hienden.
      Pero para hablar de silencios de siglos, de leyenda, profundos y perpetuos, de los que te envuelven y apresan haciéndote su esclavo, como inocuos fuegos a los que le faltara las llamas y el crepitar, de traspasar se ha las aledañas puertas que, muy a lo llano, con balcones o muros bajos de añosa y horadada piedra, señalan las fronteras entre lo que es del hombre y lo que es de la naturaleza: el vacío y el valle son pertenencias de estas,  y no es un valle vacío, porque si no de voces ni de clamores, sí que de multitud de matices, de ocres, grises, pardos, verdosos que nacen y mueren; y de huertos y bosquecillos de olivos y de pequeños campos de vides, como plácidas pinceladas, se llena, próvido, en cualquier instante. Es un silencio que no sólo no apesadumbra, sino que te acompaña y que ni respirar quisiera uno para no alterarlo. Un silencio, al que impone, para que no escape ni se disuelva, un cerrojo más, el ondulado azul turquesa de las desnudas montañas serranas.

         

viernes, 18 de diciembre de 2015

POR DOQUIER PREGUNTÉ


    Al hosco viento del norte, de sutil hoja, pregunté por su morada, de dónde llegaba; si su casa se alzaba al amparo de campos bardados, junto a bosques impasibles, que huían de hirientes luces, ajena a la mirada y a la voracidad de otros seres, junto a la cálida compañía de otros vientos; si auriga era de algún amo, y si este, cada madrugada con el sol todavía madurando en su alcázar de fuego, le daba las órdenes precisas de los suelos a recorrer, dónde soplar y qué ciudades con más bravura azotar.
      No me contestó.

      A la mansa y apocada brisa del sur, la de dulces pregones, pregunté por sus orígenes; si es que nacía de la interminable placidez de noches con luna llena y bandadas de estrellas amasando sin prisas el silencio magnánimo del universo infinito; o bien si a lomos de ondas maternales, en piélagos de sostenida galanura, no quebrados por naves de desconocidas razas, ni por soterradas corrientes que empañaran la cristalina quietud de sus aguas serenas.
      No me contestó.

      Al cantarino arroyo, que en baladas de tiernos torrentes, en apresurado paso, por un excavado sendero de honduras y riberas de espesas frondas, enfilaba su ancestral ruta hacia un destino que siempre era inamovible por ser el suyo, pregunté si alguna vez en tantos miles de años, en tantas centurias de centurias, en tantas fracciones de millones de partículas de tiempo, alguna vez, en algún privilegiado momento dispuso de una mínima ocasión de trocar su sino, de verter su límpida corriente  en otros que mares que no fuera el de siempre fijado.
       No me contestó.

       A la rosa, venero de sedas, carmines y fulgores de fiesta, que atraía fogosas miradas y mercaba poesía para un reino florido de fugitivo paso y trovadores; que lucía en altares sagrados, en virginales coronas de esponsales, en desfiles de victorias y en imperiales estancias, pregunté si valía la pena ser todo para, al instante siguiente, no ser nada; si ser monarca por unas horas para, a poco, sin trono ni aduladores súbditos, ahogada de marchitos pétalos, ni el recuerdo de su esplendor quedara.
       No me contestó.

       Al andrajoso eremita, en la silente fragosidad de riscos y desnudas peñas donde se refugiaba, apartado de todos, en un momento en que hacía un alto en sus reflexiones, pregunté si necesario era que hubiera lágrimas para que la risa aflorara, si enfermar para sanar, si dormir para despertar, si sufrir desengaños para creer, si nacer para morir.
         No me contestó, pero con la vista me señaló su cueva.

     

jueves, 17 de diciembre de 2015

DENTELLADAS DEL TIEMPO



      Estas dentelladas del otoño, ya  casi en predios del invierno, con primaveral atmósfera, en no poco trastorna la tradicional esencia de estos días, porque es curioso aplicado al tiempo que, el de por sí malo, el de fuertes lluvias y frío glacial, no siempre es triste, sobre todo cuando acaece en la época en que le corresponde, no muy alejado de estas fechas en que estamos; por el contrario la placidez en que que se han envuelto de presente las horas, engalanadas con brisas y dulzores de otras latitudes, empapa las calles, ya con escasos visitantes, y también a las personas, más calladas y bullangueras que de costumbre, y aunque suenan a toda voz, hasta molestar su volumen, canciones navideñas que quieren ser alegres y no lo son demasiado, de una extraña melancolía se viste todo, de algo que echamos de menos, que no sabemos si es el sentir general, o cosa del amodorrado ánimo de uno.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

DE LO QUE CREEMOS SABER


      Si de lo que creemos mucho saber, nada en realidad sabemos, ¿qué se podría, Zaide, decir de aquellas cosas de las que aseguramos ignorarlo todo? No renunciar, deberíamos, a saberes que sudores y horas innumerables costaron adquirir; pero a menos que con insistencia nos lo soliciten como necesaria ayuda, de guardarlos habremos para nosotros. Bien harás en no alardear sin motivo, dándote aires de consumado sabio, de tus conocimientos, porque más de una vez, cerca de tí, habrá quien sepa más que tú y con considerado obrar, el que a tí te falta, callado esté.

sábado, 12 de diciembre de 2015

JUVENTUD, GALANURA, PÉTREA ETERNIDAD


      No cede ni un ápice en su serenidad el buen tiempo, y sus efluvios dejan en nuestra retinas escenas que no siempre son posibles admirar. El paternal espacio del Tajo, un edén de sorpresas y florituras, y el primero en ofrecer a cada instante delicados manjares a nuestro espíritu, de manos de ese hábil sastre que es el otoño, cambiado ha de vestiduras. Y aunque todas y en todas las estaciones le sientan a las mil maravillas, de estimar y loar son las presentes. Algún extranjero dijo, estableciendo comparaciones, que en el vértigo de las alturas y hondones alpinos, todo era un caos de piedras y rocas sin sentido, pero que aquí, en la redondez de nuestro rondeño abismo, las peñas, cada roca, cada mole, cada canto, se ajustaba a las doradas paredes de su entorno y aun las esparcidas por el fondo, siguiendo un orden en el que solo reinaba la perfección y el equilibrio más estudiado, magna obra de arte de la naturaleza.
           De ese orden, en esa perfección, sin trastocarla ni una migaja, entre fisuras, cavernas, paredes y curso callado del río, penden ahora coronas de fronda, de gualda acento unas, de proclive verde otras; coloreadas y luengas barbas que son un primor de contemplar y que en cierto modo vienen a contar, calladamente, la ancianidad mil veces milenarias de una senectud que en él, en el angosto y 

  

vasto Tajo, no es más que juventud, galanura y pétrea eternidad, porque ahí seguirá con sus honduras y quebrados meandros cuando los demás no estemos. 

viernes, 11 de diciembre de 2015

CUMPLIMOS


        Cumplir es una palabra, muy andaluza,  casi una religión si se atiene uno a lo que obliga: a cumplir con la familia, con los amigos, con los vecinos, en las enfermedades, en las celebraciones, con los muertos en sus funerales y con los vivos en miles de ataduras que, llevadas con excesivo celo, a veces, hasta puede molestar con los que se cumple. Un engranaje complicado esto de los cumplimientos, porque a veces no todos cumplen, a pesar de todos los cumplimientos que uno haya llevado a cabo.  De todo este ritual al que moralmente nos somete el término, creemos que, con todo, lo mas arduo sería cumplir con uno mismo, empresa embarazosa porque embarazoso es decir: "hice lo que debía". 
             Cumplimos ayer con nosotros, como nos correspondía, también con desinteresado celo, que todo hay que decirlo: Pilar, Pedro y este escribano, con lo que pensamos debíamos a nuestro ínclito paisano Francisco Giner, en un acto emotivo, íntimo, celebrado en el Museo Peinado. Y aunque siempre cuesta cumplir, ayer lo fue menos.

jueves, 10 de diciembre de 2015

LO QUE CREEMOS CONOCER Y NI UN ÁPICE CONOCEMOS


      Con las haldas repletas de cielos grises y parsimoniosos, vientos curioseando, y días que son tan fugitivos como pasos de niños que echan a andar, rueda que rueda el mes hacia su cita con el hosco y poderosos invierno. Nadie, desde luego, lo diría: no cortan las manos afilados fríos; ni blanquean las heladas los amaneceres sin techo; ni tiritan los astros con tremores que a nosotros llegan; ni azotan turbiones furiosos la tranquilidad enquistada de horas que, enrabietadas, solo de pregonar habían que las irisadas calmas otoñales ya huyeron a todo correr y que la más cruel de las estaciones por doquier rondaba. En nada ni en nadie mandamos, y, menos, ¡pobres e ilusas criaturas!, en lo que creemos conocer y ni un ápice conocemos.


miércoles, 9 de diciembre de 2015

DE SUEÑOS ROTOS


      De sueños rotos, de proyectos e ideas que siendo buenos naufragaron en los mares del desaliento, en la pura nada; de ilusiones que,  apenas nacidas, aventaron pronto ríos de desventuras nuestras humanas vidas, Zaide, colmadas están. De muy poco, salvo de escarbar en la abierta herida de unos fracasos que fueron y ya no son, te servirá obcecarte en ellos, pues si pudieron ser  ya nunca serán, enterrados y muertos están.
      Piensa que no pocas veces, sin embargo,  en la impresa huella dejada por el negro fracaso, como en un libro abierto, hallarás lecciones de provecho que fortalecerán tu ánimo y te ayudarán a dar con tu destino. No otra cosa busques, fuera de ese camino, de ese destino, que es el tuyo, en encontrarlo está tu paz y tranquilidad, porque andar tras el de los otros, solo a otros fiascos te conducirán

martes, 8 de diciembre de 2015

DE VIAJE



       Ingrata lectura del terrorismo actual, es la de además de meternos a todos, cuando viajamos, el miedo más cerval en el cuerpo, -un miedo real, pavoroso, porque el peligro de las acciones de unos sanguinarios sin principios de ningún tipo, bien a la vista está-, la de, quieras o no, obligarnos a aprender y a engrosar  nuestro habitual vocabulario con palabras extrañas,  de complicada pronunciación y escritura, ya que del más lejano oriente proceden, ¿quién sabía hace tan solo unos años que era "yihadista"?
         Como ahora, más en los viajes, para no perder el hilo de los tiempos, anda uno contando con detalles a la familia, o a los amigos, cómo y dónde se encuentra ("hemos llegado al aeropuerto",  "embarcando", "sentados en el avión",) malo será que una de estas veces, por amor de un suicida más, con su chaleco  explosivo anudado al pecho, hecho jirones todo bicho viviente, no nos dé tiempo a exclamar: "¡Para el otro mundo vamos!". 

martes, 1 de diciembre de 2015

REDOMADO PILLASTRE ES EL MES


     A burdo engaño juega el mes, redomado pillastre, que nunca actúa como lo que se espera de él. De entrada nos asegura que es el diez, y así se llama, cuando doce es su lugar en el calendario. Por su aparente severidad y fortaleza, a su cargo tiene tarea tan complicada como es cerrar la puerta a todo un año, con sus miles de pequeños y grandes acontecimientos, que ahí quedan para el recuerdo, para el bueno y para el malo, o para ninguno de ellos, porque también con tanto clausurar meses y  años, la memoria comienza a funcionar por su cuenta, cuando quiere y le da la real gana. Redomado mes me temo es diciembre, que quiere ser severo guardián y acaba metido en fiestas hasta los ojos, como si la vida fuera una continúa fiesta en la que a la fuerza has de participar, cuando de fiesta no tiene nada.