domingo, 28 de septiembre de 2014

EL NOBLE ARTE DE TALLAR LA MADERA


     La actividad cuando es placentera, porque entre otras cosas nadie te obliga a su ejercicio, aviva la mente, serena el espíritu y nos da arreos para luchar contra ese tedium vitae que en momentos de desaliento a algunos nos invade.
      Eficaz, diestra y hermosa pócima para ahuyentar cualquier tedio, nos parece el laborioso, arduo y sorprendente trabajo en talla que se expone en estos días en la entrañable Casa de Mondragón. Fuera de la admirable habilidad para manejar herramientas, laborando en nobles maderas, cuyo uso es cada día más minoritario, que distingue a los autores de las obras, cada uno con su personal toque e inventiva, en unas obras para las que sólo caben elogios, nos atreveríamos a añadir que en la mayoría de aquéllos, por sus venas, corre la atávica herencia de sus mayores, incluso del inconsciente popular,
de un arte esplendoroso, por el que, no hace tanto, nuestra ciudad gozó de justa fama. Si este feliz intento contribuye en algo para que no se pierda la pasión de antaño por ese arte, bienvenido sea; mucho más contando con que fueron mínimas las ayudas que estos modernos artesanos recibieron y que bastante más se haría con un aumento de ellas. ¡Ojalá que lleguen!

jueves, 25 de septiembre de 2014

LA MAYOR IGNOMINIA


     Te digo, Zaide, que este nuestro mundo, por los siglos de los siglos, hasta su extinción, fue, es y será el vasto teatro en el que con agridulce tempo se representa la misma tragicomedia de congojas y exaltaciones,  de lágrimas y risas, de sinsabores e irresistibles pasiones que a su antojo nos trastornan y zarandean. Por ver queda, cuáles de estas pueden atentar contra algo o contra alguien, contra nuestro prójimo o vecino de la tierra en la aventura de poblarla. Pecadores somos, y algunos de los pecados ajenos aptos son de merecer, por comunes, nuestra comprensión. 
      Pero también, te digo, Zaide amigo, que cuando a los demás dañan nuestras faltas, no tendría que haber ningún tipo de redención posible, de humanos o dioses, por magnánimos que sean, para quien levanta o provoca los abusos o los asesinatos de niños, ni para códigos que de alguna forma lo justifiquen, ni para gobiernos que bajo el nombre de guerras justas los alienten. Nuestra maldición para ellos, por la más cruel de las atrocidades que hoy se comete, que ya no es excepción sino habitual regla,  ignominia de brutos que al abismo de lo que no tiene nombre nos precipita.



martes, 23 de septiembre de 2014

SENTADO A VER LLOVER


     Llevábamos tantos meses por estos lares sin oír el acompasado toc-toc, la canción adormecedora del agua precipitándose desde las alturas sobre la ciudad y su sediento suelo, que es con algo de ansiedad incontenible, de tener otra vez entre las manos algo querido que nos habían hurtado, que uno se sienta sin hacer nada, ni pretenderlo, con otro ánimo que no sea el de sentirse enfervorizado espectador de ese desprestigiado espectáculo que es ver llover. Y es que antaño, no sé ahora precisar cuánto tiempo atrás, sí recuerdo que el santo televisor no era el mandamás de la casa, ni el pseudo ahuyentador de nuestro tedio, certeza era en cuanto el agua, tempranera o perezosa, pasados los fuegos del estío, o ya en pleno invierno, fluía redentora, feraz, latente promesa de floraciones y cosechas en ciernes, que miríadas de rostros, niños y mayores, absortos, de pie o acomodados en sillas, junto a las ventanas, dejáramos pasar el tiempo viéndola caer. Es lo que hago ahora, con la ilusión de entonces, mientras el agua forma nimios arroyos junto a las aceras, que más que correr, parecen manar de un asfalto que, a la más mínima tregua que dan los cielos, acaban convertidos en una hoguera de húmedos brillos y luminarias, en letra pequeña de esa irrepetible melodía que componen  hoy, para quien quiera escucharla, los cielos.

lunes, 22 de septiembre de 2014

EL VIAJE Y LOS AÑOS


     Tienen los viajes con el desbocado transcurrir de los años, ya atemperados los exaltados entusiasmos con que emprendíamos los de novatos, cuando unos de nada nos hacía sentir como pioneros explorando tierras ignotas, nunca holladas, del vasto mundo, un reverso del que antes 
 carecían; un regusto híbrido del antiguo y juvenil gozo, pero también la congoja que quita la miel de ellos. Es la miel la misma de antaño, la que precede a la excitación de descubrir algo inédito que pueda avivar las emociones del espíritu, dentro de ese incesante aprendizaje y descubrimiento que anima nuestra existencia. Las gotas amargas las pone en el viaje, al partir, esa idea, fugaz por fortuna, de que pudiera ser el definitivo, el de nunca regresar al hogar, la postrera despedida de todo porque nunca habría ninguna más. En realidad, es una queja sin sentido alguno, un timorato suspiro en un momento bajo de nuestro ánimo, porque nadie nos obliga a realizarlos. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

ENSAYOS EN LAS ALTURAS CON REDOMAS Y SINOS


     Se diría, que es la mañana hoy una inmensa sala de laboratorio al aire libre en la que la naturaleza, utilizando con no demasiado tino redomas y probetas, con entusiasmo demoledor, ensaya sus cálculos y complejas fórmulas, trocándolas en materia viva, regulando luego su funcionamiento hasta donde a ella le convenga, tratando de controlar el poder y energía de sus ingenios a costa de derrocar cualquier serenidad, cualquier sosiego. 
    Las reacciones, tan repentinas como fugaces hienden la atmósfera: una lluvia que sólo era aprendiz de ella, que era más olor a humedad que humedad, muda en unos instantes en furioso aguacero, empapando y calando como el más fustigador de los turbiones; o un cielo límpido, como traje nupcial, toca a rebato para que un batallón de presurosas manadas de voraces nubes dejen el escenario sin sol y sin luces; o que aceptando el resto, estos, sin pausa alguna, con un zaparrazo respondan a la manifiesta provocación, barriendo de las abarrotadas y etéreas alturas cuanto hay que barrer; o una melosa brisa niña apela a sus hermanos adultos, unos vientos de dar y tomar... Y en todo el trasiego, hay como un eco perceptible de estaciones que van y vienen indecisas, sin tomar partido del todo, el que las llama a obedecer su sino: a emerger unas y a marcharse otras.

martes, 16 de septiembre de 2014

DESDE LA ALAMEDA, CONTEMPLANDO A LA MAÑANA


     Irrumpe, perezosa, desganada, la mañana. Distinta de otras. Como envuelta en un vuelo de mínimo y tenue papel. Y como papel agitado es el sollozo de un remolino de aire del perdido entre la densa fronda, recién estrenada, de hojas y cargadas ramas de los árboles, que malhumorado rezonga, mas que llorar, sin encontrar salida. Como traslucido papel de seda, también, son las montañas y los oteros que, sin estorbarse lo más mínimo, en su vigilia del valle, se dirían de finísimo cristal, y un tratado de gráfica geometría la presencia de unas y otros, con conos, pirámides, truncadas y clásicas, triángulos, rectángulos... Por allí, aún gestándose para mayores empresas, merodean alongadas nubes, que apenas asoman, apenas quiebran nada, ni la quietud que enseguida vuelve, ni una atmósfera que no parece distinta a la de otros muchas mañanas de este septiembre dormilón; pero, a menos que se ponga algo de unción, hay algo que quiere confesarnos la mañana con esa explanada de nubes, con ese murmullo ahogado de las auras, con ese olor a ribera de río que avizora, sin creérselo del todo, después de una infinidad de jornadas, la llegada de sustento para su cauce, compañero de un perenne viaje.

domingo, 14 de septiembre de 2014

SI FUE CAPAZ


      Si capaz fue de erigir catedrales que a cielos y centurias desafían; de construir fortalezas de severo porte cuya contemplación sobrecoge el ánimo; de prolongar murallas de robusta altura y grosor, salvando hondones y despeñaderos hasta inaccesibles lugares; de secar inmensos piélagos y cubrir desiertos de fecundas aguas; de crear imperios duraderos donde pocas esperanzas había de permanencia; de llegar a la inalcanzable luna; de fabricar genios; de predecir huracanes y tormentas; de volar en disputa con las aladas aves; de poner nombre y desentrañar lo insondable; de descender al mismo averno para, después, a salvo, gozar del mismo edén; de engendrar vida en laboratorios y probetas; de cantar en piedra y en mármol al valor, al ingenio, al saber, a la bondad; de trocar lágrimas en sonrisas; hieles en mieles, la nada en el todo; si eso y más, Zaide, se procuró la voluntad indomable de los hombres, ¿cómo la tuya, tan encogida, tan apocada y atemorizada se inhibe ante cualquier dificultad, dando lustre a tus penas, recreándote en ellas y no remediándolas, como cualquier ser sensato haría?

jueves, 11 de septiembre de 2014

EL SUEÑO DE UN ALCALDE


   
      Fue la obsesión de un alcalde de los postreros del franquismo, hasta mantenerlo muchas noches en vela. Lo cuenta Alastair Boyd en su obra "In the sierras of de South", a quien confesó que soñaba con convertir la feraz superficie del Tajo en un inmenso e incomparable campo de golf, ocupando valle, huertas, tierras de pan llevar y, imaginamos, aunque no lo dijera, derribando todo lo que se opusiera al proyecto de llevarse a cabo: molinos, descomunales rocas, que para que corrieran las bolas estarían de más, y no sé si hasta el Puente, por el que, en el mejor de los casos, por su arco, como una cascada más, lloverían aquéllas a imprevistos y rotundos saltos, como redonda y blanca lluvia, que ríase usted de la mítica de Danae,  y como mayor obstáculo para  cumplir con el recorrido, y para deleite de jugadores y espectadores; porque estos, desde balcones y pretil del Puente, por nada, o puede que por una pequeña contribución, gozarían de un espectáculo nunca antes contemplado por humanos ojos.
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        No sé si desde su huesa, lo que queda del señor alcalde, estará dando brincos de alegría, porque al paso que vamos, en pura labor de zapa, recortando aquí y allá, es cuestión de tiempo el cumplimiento de sus sueños. Antes decíamos, ante el anuncio de un estropicio: "lo bueno, es que nosotros no lo veremos". Mucho nos tememos que, ahora, el ahínco por buscar dinero como sea acorta los plazos y los desaguisados de forma drástica, eso y lo que muchos consideran la desventura de no tener un campo de golf, como si eso fuera la panacea universal, que puede que lo sea para unos pocos en detrimento de muchos y de muchas cosas que después lloraremos por no tener arreglo.
       


lunes, 8 de septiembre de 2014

VETUSTO AMANECER


       Y no porque sea festivo, que eso poco importa, pero a estas horas de la mañana sólo se ven viejos, y entiendo que ellos, como uno, no quieran darse cuenta que lo son, que han pasado los años con la presteza, certeza y prontitud con que descarga una tormenta, que llega y se desvanece con la misma celeridad que vino. Como han madrugado más que lo ha hecho el día, ociosos y despabilados, a la puerta de los cafés abiertos, en los jardines sin pretensiones de las barriadas, o en las calles, aún sin coches, no paran de charlar: de fútbol, de política, o de otras cosas, que tan largo es el inventario de su memoria como el de su edad. Hablan sin parar, quitándole las palabras a los otros, tal vez, para sentirse vivos y olvidarse de esa finitud y crueldad del tiempo.
        Mientras, después de tantos días con cielos como espejos, que casi dejan ver más allá de ellos, la presencia de unas nubecillas, tímidas, atemorizadas, como pobres invitados a una velada de ricos, vienen a poner en las inabarcables alturas un algo de sensatez y de osadía; contando con que a la estación le queda unas semanas de caducidad, y porque no hay nada como unas nubes, por muy deshilvanadas y nimias que sean, para matar el tedio de tantos días de exasperante igualdad climática y visual. Un alivio ver algo nuevo en medio de años y años reunidos al alba en una comunión de pareceres y de charlas tan vetustas como ellos.


viernes, 5 de septiembre de 2014

SÉ SOBRIO POR EL BIEN DE TU CUERPO


       Nunca, Zaides, llenes la vista antes que el estómago; no es éste un pozo sin fondo en el que sin dañarlo ni deformarlo todo quepa.  No son los alimentos algo de lo que, voluntariamente, se pueda prescindir, ya que son aquéllos el motor que pone movimiento las múltiples funciones del cuerpo. Sin embargo, no los anheles en demasía, por gratos que a tu ansiedad parezcan. En el sabor y la variedad, no en su volumen, reside el secreto del bienestar de tu naturaleza.  Sé frugal en su consumo: te sabrán más exquisitos regateándolos, que no cualquier dañino hartazgo. Que no constituya tu aspecto exterior, a los ojos de los demás, el penoso y grasiento escaparate de tus excesos culinarios, ya que eso no sólo atacará a la sobriedad de tu estética, sino que estarás llamando a gritos para que te acechen un ejército de enfermedades y males sin cuento.




miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA CULPA ES DEL CALOR



     El mal hábito que tenemos los humanos de culpar a otros de nuestros desvaríos, por pequeños que sean estos, y no cargar con nuestras faltas, como si estuviéramos exentas de ellas, como si fuéramos espíritus puros a los que no puede tocar el pecado, es el que ahora le hace a uno descargar esta desgana que nos acomete, (de no hacer nada, de no querer nada, de sentarse y mirar, sin mirar, ni ver, con la mirada perdida a ningún lado concreto) achacándosela al calor reinante, extremado desde luego, agobiante, pero al fin y al cabo propio de un verano al que todavía quedan unos días de incordiar a los que preferimos que nos fustigue el frío y no el calor en el rostro. Y no somos los únicos a los que este calor de mil demonios acogota, pues en todo el día han callado los pájaros, y curioso que ellos, siempre pendientes de los rayos del astro rey para moverse y entonar sus joviales trinos, también lleguen a temerlos. No así una abeja a la que, pese a lo dicho, ha logrado atraer mi atención; revoletea sin parar libando lo que puede de cada adormecida florecilla del jazmín, con una celeridad que asombra; va de una en otra blanca estrella, en ese cielo de verdor y febles ramas,  como si se le agotara el tiempo, como si alguien le apremiara a cumplir con una labor que parece no acabar nunca, pero tampoco molestarla, porque ahí sigue afanándose en su febril tarea como si nada.

lunes, 1 de septiembre de 2014

DE LUENGO Y TRABAJOSO NOMBRE ES EL MES


     Presume el mes de tener más letras que nadie en su atávico nombre, interminable y dificultoso como un día de hambre, pero no de días, que en esto más vale callar y no hacer innecesarios alardes.


Igualmente, de empresas mayores como son cerrar y abrir estaciones y, en consecuencia con este grave proceder, otro menos serio como es el de obligar a sus humanos vasallos a mudar de prendas y vestuario con un celeridad que, a veces, no deja de asombrar; pero no tanto, por sabido y experimentado desde luengos años, que a veces septiembre se duerme, y, por estar navegando entre dos aguas perennemente, le acometen dudas de por dónde encauzar su nao: si perseverar por ardorosos senderos de sofocos o exudaciones, que en ocasiones están ya fuera de lugar, o actuando como avanzadilla de su padrino, el desbocado corcel que es el tiempo, aperturar brechas y rendijas por donde vayan entrando nuevos aires, nuevos cielos, nuevas esperanzas, que, irremisiblemente,  como suele ocurrir, quedarán, un año más,  en sólo eso, en nada.