sábado, 28 de junio de 2014

TORMENTAS ANUNCIADORAS




     Las imprevistas tormentas que, copiosa y ruidosamente derramaron los cielos días atrás, provocando alarma en los desprevenidos caminantes, no sólo significó una receta aliviadora de campos, y caudalosa huída, calles abajo, de las recalcitrantes impurezas que albergaba la ciudad, sino que, más que nada, vinieron a abrir una brecha definitiva, una barrera de muros impenetrables, entre la estación que a grandes zancadas se marchaba, como podemos comprobar ahora, y la que descarada adviene para, entre otras lindezas, mostrarnos sus conocidos hervores. Fueron aguas, aquéllas, que no engañaron a nadie, salvo a algún foráneo de lejanas tierras, ajeno a la urdimbre que el tiempo teje por aquí en estas señaladas fechas. Lluvia, pues, de veraniego aviso, que no ya vernales, y que no han llegado más que a proclamar a grandes voces ese cerrojazo, ese portazo, que una estación da a su antecesora. 

miércoles, 25 de junio de 2014

REFRENA TU IRA QUE A NADA LLEVA



    Nunca es bueno que te vean como no sueles ser de ordinario: con el espíritu en llamas y echando fuego por la boca.  Intenta, Zaide, aplacar,  tu ira, la de hoy la de todos los días, que motivos sobran, la que nace y se subleva ante las injusticias del mundo o las que levanta  en tu ánimo los infundios que directamente atacan a los tuyos o a gente buena. Hasta las piedras se indignarían con ciertos hechos.  Pero considera que esas explosiones de furor más dañan a tí que a nadie, y si consiguen hacer mella en tu ánimo, sereno otras veces, trastocándolo,  te transfiguraran en la fiera que no eres, alejando de tu vera el reposo y la ecuanimidad que ha de presidir todos nuestros actos. Combate cuanto no veas bien, para alertar a otros, para algo ha de servir; pero sin alardes ni excesivas muestras de indignación que a ningún lado conducen, porque no mucho puedes hacer para remediar las injusticias de este mundo, cada vez más insoportables, de más ruindad y descaro. Grita en tu interior, y en voz alta, sin aspavientos, que no por eso las condenarás más, no te prives de maldecirlas. ¿qué otra elección cabría a estas alturas de nuestras vidas?  

lunes, 23 de junio de 2014

SOLSTICIOS Y MUDANZAS NUNCA CEJAN


     Estos días en que existe conformidad en la duración de las sombras y sus antagónica claridades, fueron los mismos que hace centenares de años, los antiguos, observando con asombro las mudanzas que se producían por doquier en la naturaleza, y viendo en ello algo prodigioso y  la bondad de los dioses para con los humanos, levantaban a estos monumentos y les tributaban homenajes para agradecerles tales presentes, sin los que el devenir de las cosechas y  otros benéficos efectos no tendrían lugar.
    Solsticios, ordenadas mudanza, impecables rotaciones de planetas, sucesiones sin fin de días y noches, soles y lunas midiendo y alumbrando la duración de cada una de ellos,  y otros hechos que se suceden sin pausa en la naturaleza dando fe de la perfección del universo, por repetidos, parecen ya no sorprender a nadie y de sus mayores y continuos milagros nadie echa de ver, a nadie sorprende, inmersa la gente en otras preocupaciones, o tras los pasos de héroes de barro y humo que, más temprano que tarde, ante nuestros ojos se derrumban. Delante de mi ventana no dejan de piar desaforadamente, sin cejar ni agotarse, como si le dieran cuerda, unos pájaros. ¿celebran quizás ellos, sin que lo sepamos, estas mudanzas, este orden que en los cielos tampoco, como su canto ahora, nunca ceja?

sábado, 21 de junio de 2014

DÍAS EXTRAÑOS



     Se enmascaran estos días de desaforada luz, en ocasiones, con una estampa de cubiertos cielos, por la que aquella a duras penas se deja ver. Nada importa que el tiempo ae encamine a zancadas hacia mares de eufórico ardores para que una falaz fisonomía recorra a la ciudad. Merodean, por doquier amables auras, tupidas doseles de arbórea fronda dan sombra en parques y jardines, y crece en el aire una serenidad y calma que se diría no es de este mundo, sino de otro más amable y justo en el que no gobernara más que el bienestar y el gozo de todos.
      El caminante, que ya venía desde semanas evitando los rayos de sol, dañinos por lo que se dice cuando llegan estos meses, celebra ir por donde le apetezca, sin tener que evitar nada, vadear nada, cubrirse de nada, protegerse de nada, intentando por unos momentos gloriosos, creerse ser eso tan engañoso con lo que los más eruditos proclaman al hombre: rey del universo.

jueves, 19 de junio de 2014

MALDITO MANJAR



     Hablando, Zaide, de taras que no dejan vivir a los que las padecen, sin ser enfermedad del cuerpo, sino de la mente, no existe más dañina y que más corroa el espíritu que la de la envidia del bienestar, situación, conocimiento o fama, pequeña o grande, ajena. Por doquier se extiende su nefasto reinado, con una de las dictaduras de más enérgica posesión, que no hay momento, ni lugar que libre deje a sus esclavos.
    Como un don de los cielos, tendríamos que recibir el hecho de que a nuestra tranquilidad y sosiego, no los turben pensamientos insostenibles, como son los de sentirse gravemente injuriados  por algo que por condición o fortuna no se tiene y que otros sí poseen, y no emprender la senda del esfuerzo, si es que tanto nos obsesiona, para conseguirlo. Terrible infierno y maldición grande debe ser no tener más manjar que masticar en la mesa del espíritu, mañana y tarde, día y noche, hora tras hora, en espera de una mudanza que ni llega ni se merece.



martes, 17 de junio de 2014

NUESTRO YO Y EL DE LOS OTROS.



     Sujetos a nuestra identidad estamos todos, la que nos distingue y conforma nuestro yo. Es algo en lo que poco intervenimos y cuya formación comienza en la cuna. Uno somos y no más. Pero se diría, Zaide, que algunos llevan tan lejos la expresión de su individualidad, que no unidad sino multitudinaria legión parecen, hasta pretender que el mundo comienza y acaba en ellos y en sus repetidos yo. Tanto es así que nunca paran de hablar de sí mismos, como si dueños fueran de todas las  incógnitas del universo, de todos los conocimientos habidos y por haber, siendo la ignorancia más supina la que presiden sus manifestaciones.
     Dí, tú, Zaide, tu verdad cuando convenga, sin excesos verbales ni arrogancias, que para eso dos vocablos bastan, y deja a los demás que digan la suya, si sensatamente lo hacen, como ejercicio cabal de esas diferencias en que todos los mortales nos movemos, pero buscando un punto en el que podamos encontrarnos, y no distanciarnos, como es común que suceda.

viernes, 13 de junio de 2014

EL COBIJO DE LA IGNORANCIA




      Muy equivocado estás, Zaide, si piensas que la ignorancia sólo se cobija y tiene su reino en los iletrados del pueblo, en aquellos que, en la mayoría de las ocasiones, por razones de dinero no pudieron tener acceso a una educación civilizadora; mas no son de estos de los que podamos quejarnos, porque muy poca o ninguna culpa les cabe en su falta de conocimientos; sino de los que pretendiendo tenerlos en abundancia tan ignorantes son como aquéllos. Busca en diarios de grandes tiradas, en universidades, en puestos claves del gobierno, en instituciones públicas, ayuntamientos, diputaciones, secretarías y ministerios, que los hallarás a cientos. Más lamentable es, cuanto que la falsa luz que transmiten, bajo su capa de letrados, propaga a otros estultas doctrinas y espúreas  enseñanzas, multiplicando el número de ignorantes cada día en una sucesión que nunca acaba. No alardee, pese a todo, tú de tus conocimientos, aunque te costaran lo que no está escrito adquirirlos; muéstralos, admitiendo que nadie está en posesión de todos, si alguien con buen fin o deseos de aprender te los pidiera; pero dalos con humildad y no con arrogancia, que es un ejercicio que te dignifica a tí y a la propagación del conocimiento, y bien harás, además, poniendo en el camino de la verdad, antes que a nadie, a los tuyos, lo que además te ayudará a recordar, como lección para tu vanidad,  que es en la ignorancia donde comienza toda sabiduría, pequeña o grande.


miércoles, 11 de junio de 2014

CIUDAD DE MÚSICA, DONDE ERAN OTRAS LA QUE SONABAN


       A la bonanza del tiempo habrá que agradecer el primor y esplendor de los jardines, tanto los sólitos de los parques, como los de pequeña factura que se alzan por doquier en rejas y balcones, que lucen bajo el mimo de sus dueños (dueñas a decir verdad casi siempre) como ninguno, aunque el mismo sol que alumbra y alienta la entrada de visitantes, devore la reciente floración en pocas horas.  De manos de los recién llegados, igualmente, la ciudad se llena de música, algo extraño por demás, cuando no hace tanto que los únicos sonidos que reinaban en plazas y calles de aquí eran las voces irascibles de los vientos del Estrecho o el rumor apelotonado y quejumbroso del río ahíto de las aguas tormentosas de las sierras que lo colmaban y guiaban hacia su destino marítimo.
     No es que estemos en Viena, pero camino llevamos. A estos modernos trovadores de distintas procedencias, todos advenedizos, hay que reconocerles su destreza como intérpretes y no menos la que disponen para elegir el sitio ideal, donde se les vea con toda nitidez, y se les escuche con más,  y donde la quietud y el panorama se conjunten para emocionar al caminante circunstancial, hasta el punto de motivarlos a desprenderse de unas monedas que les den para ir haciendo frente a las necesidades más perentorias de la vida. Casi todos en edad madura, cuando ya ha tiempo que volaron las ilusiones de ser algo en su mundo, ahí andan sus acordeones, violines, guitarras, violoncelos, añadiendo emociones y sentimientos al inamovible que produce la visión de montañas, cumbres , valles y rincones, hasta producir, como diría el poeta, desmayos en el corazón de los más sensibles.


domingo, 8 de junio de 2014

DESAHOGOS DEL ESPÍRITU.



     En este ininterrumpido ir y volver de mareas de todos los signos que son los días, hay instantes, Zaide, en los que un prurito incontenible de hacer cosas nos acomete. Es, no sabríamos explicarlo, como si pensáramos que algo es necesario a toda costa acabar; porque de ello, de su finalización, depende un prestigio que adquirir, un recuerdo nuestro que quede para los demás, andando el tiempo, cuando ya no estemos; como si héroes o deslumbrantes figuras de algún arte fuéramos y no polvo del polvo, sin relieve alguno.
      Es un pensamiento que, por necio, antes de nacer rechazamos. Sin embargo, lo curioso es, que aun consciente de su futilidad, afanosos nos entregamos a hacer cosas, probablemente inútiles, sin parar en mientes: a escribir, a leer o a tratar de desentrañar secretos que no están a nuestro alcance. Y lo cierto es, que, al menos, un poso de satisfacción de haber cumplido con un mandato ineludible del espíritu, al final, en el fondo, tal un desahogo, queda y un bienestar inesperado, como si algo grande o heroico, hubiéramos hecho, nos embarga apaciguando nuestra estulta inquietud de querer emprender muchas cosas juntas a la vez., será porque cada vez menos tiempo queda.


jueves, 5 de junio de 2014

AGUACEROS PRIMAVERALES



     Aguaceros primaverales, como el que con insistencia, en una larga hora, ha caído, no olvidan su papel reparador de una atmósfera extraviada, a la que, como en ocasiones precedentes, era necesario poner bridas para que no se desmandara en demasía. Había arreciado tanto el calor, unas veces, en estos días últimos, y, otras, un perturbador frío era el que tomaba las riendas del alienado tiempo, que nada más conciliador que este agua adormecedora como una nana maternal.
      Pero algo más ha hecho esta agua de poca fuerza, que ni daña, ni apenas deja huella en el suelo: arremeter contra los rosales que están a la vista, dejando su rastro en unas ramas atiborradas de flores, que en prietos ramos han dicho de pronto adiós a una vida de esplendores, pero breve como suspiro de niño. Se han quedado las más de las rosas, sin luz y sin brillo, mortecinas, un pegote informe, una amalgama deslucida de colores del todo irreconocibles.
      Sólo la verde estrella agazapada de un capullo de cinco flechas sin remates floral,  pregona la pérdida de un terso trono de pétalos que allí, no hace tanto, se alzaba.

martes, 3 de junio de 2014

VIDA Y SUEÑO



      Tengo mis dudas, Zaide, si a esto de dormir en desventaja, es decir, escasamente y mal, deberíamos considerarlo un don o una condena de los dioses, que se cobrarían a destajo así, sin compasión, de alguna deuda que le debamos, de un desdén nuestro que ignoramos pero del que ellos llevan muy bien anotada cuenta.
         Perra pena es hurtarle horas a un sueño que no acude, o se hace añicos cuando quiere, y que sabido es gobierna el justo equilibrio del cuerpo; inapreciable regalo, podría ser, por demás, extraer vida de donde sólo, si bien se mira, no campea más que la tremenda nada del sueño.
           Para no agobiarnos en demasía con acertijos de más de una solución, o de consuelo de tontos, quedémonos con el ultimo de los pensamientos, en la seguridad de que estar despiertos es mas vivir que cuando, a ciegas, sin norte ni timón vagamos como espectros por esos engañosos,  inciertos y sombríos piélagos de los sueños, pantanoso lugar donde nada es verdad, ni, puede asegurarse, nada es mentira.




domingo, 1 de junio de 2014

JUNIO MEDIADOR



     Con la mitad del camino cumplido, lo que siempre es un logro, quiérase o no, permítese  junio mirar con cierta complacencia, de triunfador a medias, lo que queda por venir. Será por eso que, sin grandes fanfarrias, se arropa el mes en una placidez casi celestial, que nada ni nadie osa alterar, flotando en un pausado equilibrio que le permite contemplar con distanciamiento e estoicismo, lo que fue el borrascoso ayer así como el ardiente futuro de un estío próximo. No es tan mala filosofía la de ocupar un suelo y un trono, en el que reinar sin alborotos, que otros hermanos suyos con harto sufrimiento ganaron para su causa; pero así es el mundo, incluso en la naturaleza: unos se aprovechan de lo que otros realizaron. Lo cierto es que lo que en el seno de la naturaleza sólo es transición y nada más del tiempo en su eterno peregrinar, aplicado a los humanos se trueca en  mísera desfachatez, apropiación, desvalijo de lo que pertenece y amañaron otros con su trabajo e ingenio. Un acto demasiado frecuente hoy en día, como para no merecer un comentario, por si de algo sirviera, en espera de una lección ejemplar que nunca llega.