martes, 31 de julio de 2012

EL PURGATORIO EN LA TIERRA



      Hay quien cree que nuestras malas acciones se han de purgar, más pronto o más tarde, en esta vida antes que en otra, de la que habría que discutir su existencia. Lo peor sería pagar aquí y allí por nuestros pecados que, al parecer, a todos condena a purificarlos, nos imaginamos que a unos más que a otros.

      Un adelanto de ese purgatorio que a algunos nos acomete ya, fue julio, el mes que fenece, con sus recortes, -si es que hubiera algo que cortar  donde siempre se cortó-, sus miserias y sus amenazas de un futuro aún más hosco, que no por sus calores, a los que debemos olvidar como molestias pasajeras, cuando existen  males a los que no se les ve el fin y que sí que claman al cielo, rogando por una solución que nunca llega.

lunes, 30 de julio de 2012

UN MES ATÍPICO, OJALÁ NO LO HUBIERA SIDO



      Ahora que entre estertores anda agonizando el mes, tendremos que afirmarnos en la idea de que este julio no ha tenido nada que ver con el de otros años; el cual, invariablemente, se concretaba en un tiempo  destinado a vacaciones, y, en éstas, olvidarnos de cualquier preocupación que no fuera sacarle cada cual el mejor rendimiento posible a esos días, en medio del calendario, todo un síntoma,  que  con el cambio de ritmo  nos daban el vigor y la ilusión necesarias para acometer lo que quedaba de resto del año.

      Y ha sido atípico, desconocido, julio, no sólo por el hecho de que las vacaciones han sido como un plato exquisito para muchos, de caros manjares,  y por ello fuera de su paladar y disfrute, sino que, diríamos, porque a falta de ese asueto tan obligadamente necesario para nuestro organismo, nuestra atención atenazada por prensa, televisión y todo eso, de golpe se ha encontrado barajando y atormentada por términos y fluctuaciones económicas de las que nunca antes nos habían importando lo más mínimo, ni hemos sabido un tanto así, que para eso estaban los expertos y también (bien nos damos cuenta ahora) los que verdaderamente le sacaban provecho a todo el juego.  

      Prima de riesgo, solvencia, puntos básicos o porcentuales, ibex, deuda pública (que si la pública,  después de ser ya deuda, anda entrampada cómo irá la del pueblo) que formaba parte de un mundo ignoto no hace nada,  tiene  un hueco prosaico y amenazador en nuestra convivencia diaria; como si el que bajara, subiera, se engatillara o explotara cualquiera de los elementos de esa maquinaria estatal viniera a cambiar algo de nuestras vidas, que con prima o sin ella, con crisis o sin ella, desgraciadamente, pende más de otros, con bonanza o aguaceros, que de lo que podamos hacer nosotros.
      

viernes, 27 de julio de 2012

SEMANAS DE AMARGO RECUERDO



         Zanjando está el mes en sus últimas horas esa monocorde canción en la que nada más que bullían cielos de similares estampas, en los que unos eran copias de los anteriores, y estos de otros del mismo cariz. Un ahogo al que no se le veía fin, sin un respiro siquiera. Sin embargo algún chaparrón que otro tamborileó sobre la tierra sedienta en las últimas horas y de nuevo ese olor acre, distinto y sedante, que despide la lluvia cuando arranca las primeras humedades a un suelo ya agrietado por calores excesivos y continuados, volvió a apaciguar la atmósfera y nuestro espíritu, atado siempre a ella.

         Quizás con esa fugaz tormenta que apenas duró un suspiro, cedió un poco el dramatismo de estos últimos días: dramatismo en la marcha de un país que se dice en quiebra, aunque el desgarro que esta produce, no hay que decirlo, hiere no a los que al menos tenemos para comer, sino a los padecen hambre, expropiaciones y todas las calamidades que  cada día con mayor intensidad se les vienen encima.

       Dramatismo, desde luego, en esos incendios que queman, un día aquí y otro allá, las pocas riquezas que nos quedan: los bosques. Y santiguémonos, porque también las llamas anduvieron cerca de nuestros venerados árboles serranos, y sólo al esfuerzo de los que no aparecen en los medios, a no ser que el fuego acabe con sus vidas, se debe el que valles como el incomparable del Genal, no sea ahora un suelo sin techumbre ni sombra.

martes, 24 de julio de 2012

ABANDONOS QUE DUELEN



     Como este ambiente asfixiante nos tiene recluido en casa una parte muy grande del día, casi todo a fuer de sinceros,   poco tiempo nos queda para con detenimiento y recreo echar la mirada a otras cosas de las que tanto nos gusta a veces presumir, a veces disentir, entre las que nos rodean. Diríamos que, últimamente, con harta razón, son más las que nos entristecen el ánimo que las que nos lo alegran. Verdadera pena nos dio hace unas fechas, conocer con más concreción y detalles por la prensa local la denuncia del estado en que se halla uno de los parajes más impresionantes, más hermosos, de más historia y más ignorados de nuestras tierras: el Tajo del Abanico, al que ni siquiera cabe ponerle la excusa de la lejanía para no visitarlo, como  no la hay para acercamos al Barrio de San Francisco, de donde se encuentra a un tiro de piedra.

     Pero, qué decimos, habrá que posponer la visita para tiempos mejores: para cuando  unos y otros, los de siempre, caigan en la cuenta de que hay cosas que merecen conservarse; sobre todo si lo que requieren aquéllas, son gastos nimios y rentables, comparados con otros, y un mínimo de esfuerzo y respeto para  limpiar y poner en orden lo que merece que se ordene y limpie, y no se vaya con la velocidad imparable de la luz a hacer puñetas leyendas, calzadas romanas, cultura, horizontes inabarcables y todo lo que ustedes quieran. 

viernes, 20 de julio de 2012

TRASHUMANCIA MENDICANTE



     Los calores harto desmesurados con los que estamos en disputa en esos días de intensa canícula, han tenido la ocupación de despejar de pobres y de vendedores ambulantes nuestras calles. La horrible recesión y las temperaturas que suben hasta lo más alto de los medidores de la atmósfera, pues, se han puesto de acuerdo para poner en práctica una cierta trashumancia, muy parecida a la que da nombre a la del ganado.  Lo cierto que en otros años, aun contando con el calor, nunca faltaron por nuestros rincones músicos que recurrían a la ejecución más o menos buena de piezas conocidas que salían de sus instrumentos para captar la atención y la caridad de los transeúntes. Otros, sin ningún arte que ofrecer más que unas manos tendidas y una caja o una lata, igualmente eran habituales.
     O nos hemos vuelto menos compasivos en estas fechas o son lastimosamente las menos propicias para darle un pellizco por nimio que sea a nuestros caudales, si es que algo nos han dejado para pequeños gastos (que a los mayores ya hace tiempo que renunciamos) entre moros y cristianos. Nos alegraríamos si los aires que han encontrado los que se ganan la vida de esta forma, sonarán más propicios que los nuestros actuales, aunque nos tememos que allá donde vayan el panorama que encuentren tendrá similares y funestos signos. Otra cosa será, si lo que buscan es compaginar su profesión mendicante con un poco de fresco marítimo, aunque tampoco parece que el estío esté por abrir grandes diferencias termométricas entre zonas costeras y del interior.

martes, 17 de julio de 2012

LA ESTABILIDAD DEL ESTÍO, MEJOR QUE NO SE QUIEBRE.



    Esa instalada y férrea estabilidad que arrastra consigo las fechas estivales, aunque no es frecuente alguna vez que otra suele romperse. La quiebra ahora ese poniente furioso que, como el levante, en ocasiones, decía Espinel atosiga a nuestra ciudad sin que haya forma humana de pararlos.

    En estos primeros días de julio, hace ahora la friolera de ciento cinco años, Ronda se sobrecogió con  esa otra  avalancha de rocas sin sujeción que provocaron la muerte de más de una docena de personas, entre ellos de ocho niños pertenecientes a una misma familia y la destrucción de tres molinos, propiedad de nombres tan conocidos como Pajares, Sanguinetti o Palop, aunque los que murieron fueron los arrendatarios, que no los dueños.

    Hemos dependido tanto de nuestra Tajo, mucho más en otros tiempos en lo material, ya que de lo espiritual seguimos en gran medida atados a él, que con la catástrofe quedaron sin riego varias huertas de esa parte, y lo que se consideró peor aun, sin harina toda la población, que la aprovisionaba de los molinos para la fabricación del pan.

 Tanto fue así que los panaderos rondeños, por su cuenta, arrendaron para salir del paso molinos en la Estación de Montejaque, en Benaoján, en Arriate y en Alcalá del Valle. Son cosas y tragedias de otros tiempos, pero de las que es posible sacar alguna lección, alguna moraleja, y también que es mejor que, por si acaso, siga julio con su calor y su monotonía, porque peor sería otra cosa.

lunes, 16 de julio de 2012

VIENTOS QUE SE AGRADECEN



     A este viento con el que ha amanecido la mañana habrá que darle las gracias, por mucho que alborote como otras veces nuestro sistema nervioso, ya que ha venido a darle un pescozón al agobiante e insoportable calor de estos últimos días. Por lo demás, también es un alivio para la vista contemplar como un presagio de la intensidad de su furor al friso de nubes coronando a nuestro teatro de montañas, tapando un poco su desnudez, que aunque sea admirable en su naturalidad, algo gana con la transformación para romper la monotonía del paisaje veraniego.

       Es de comentar cómo este ventarrón apaciguador de la altas temperaturas, afecta en igual medida a los animales. Incluso a esta gata blanca que por temporada se refugia en la entrada de mi casa. Sobre todo en época estival, donde no le falta sombra ni comida. Es un sorprendente ejemplo, además, de cariño por un determinado lugar, por el hábitat al aire libre que forman dos o tres calles, donde seguramente nació y donde probablemente morirá. 

      Hace años, con la intención de retirarla del peligro de los coches que no cesan por esta zona, al igual que por cualquier otra, y de un habitual y extenuador vagabundeo, un amigo se ofreció a llevársela a su casa, en las cercanías de Arriate. A los dos días, andaba por aquí de nuevo. Como muchos de nosotros, debe considerar la libertad de dirigir sus pasos y su existencia por donde le plazca, superior a cualquier otra comodidad, a cualquier otro lujo, a cualquier otra prebenda. 

   

jueves, 12 de julio de 2012

FUIMOS RICOS Y AHORA SOMOS MENDIGOS




Fuimos ricos y pródigos, o derrochadores hablando más coloquialmente; por eso ahora nos toca el glacial frío de la pobreza, o eso nos dicen. Pero el caso es que los ricos de verdad, los de los yates, las fiestas, los diamantes y lujos de series foráneas, siguen siendo ricos como siempre, y a más riqueza menos impuestos, y más zalemas: el mundo de hoy es un problema de difícil comprensión para una mente lógica.

Peor es el caso de la cultura, que era pobre antes, incluso cuando, aseguran, todos nadábamos en la abundancia, y sigue siendo paupérrima ahora. Para qué hablar de lo que cuesta editar el libro y de lo poco que se le ayuda a los editores para difundir el conocimiento que la mayoría de ellos llevan. O para otros muchos aspectos de aquélla.

El poco fomento de la cultura es palpable, sin ir más lejos en poblaciones como la nuestra. Uno se sorprende, aunque no debiera, de que se admire tanto a iconos de un llamado arte, que para uno no lo es, y de que por todos lados contemplemos símbolos, efigies y estatuas de sus más famosos representantes, a cual más grande. Toros y toreros por todos lados. De cuerpo entero, en piedra y en metal.

Si se trata de nuestros hombres ilustres, no sólo se echa en falta representaciones de personas que forjaron el pensamiento en muchas épocas de nuestra nación, que son mitos en ella, y podríamos dar una nutrida relación, sino que a los escasos de los que nos hemos acordado, Espinel, Ríos Rosas, le levantamos un bustito, algo más de una cabeza, no vayamos a pasarnos,  y en un material no muy bueno; lo justo para quedar bien durante unos días, que lo demás sería dispendio. Lo peor que queda para los restos, esa mezquindad con los que están y con los que no, los más numerosos. Al menos nos sirve para sopesar el injusto trato y comentarlo en esta tarde bochornosa de julio. 

lunes, 9 de julio de 2012

EL CANTO DE UNA CHICHARRA



  Este atardecer, como si no hubieran corrido los años y los sonidos del verano fueran los mismos de entonces, de hace unos lustros, cuatro o cinco, cerca de mi balcón abierto de par en par, se ha colado el estridente y prolongado son de una no muy lejana chicharra. Puede que fuera una de las últimas supervivientes de las muchas que merodeaban en aquellos años por ciudades como la nuestra; porque la nuestra es una población que siempre ha tenido el campo a tiro de piedra; de hecho, vivíamos en él y, muchos, de él. Hoy no tanto. Y si nos sigue siendo familiar, se debe mucho a ese desfile estático de montañas, que ayudan en gran medida a mantener la ilusión de su proximidad. Algo es algo.

   Antaño, campo y ciudad eran uno, sin ningún tipo de duda, con más exactitud y firmeza. Que las cosas han cambiado, nos lo muestra esa pequeña fauna de chicharras, cigarras, orugas,  grandes y pequeñas aves, que antes nunca faltaban a su cita con las estaciones.

    De las más alborotadoras de las que traía de su mano el estío eran esas chicharras que ponían música de fondo, interminable, al calor, al silencio, a la tarde y a la noche. El canto de la que acaba de sonar en mis oídos, quebrando la atmósfera de la habitación donde me hallo, ha sonado más angustioso, más triste, más resignado a su suerte, de náufrago en un mar que nunca acaba, que acabará por sepultarla a ella y a las que todavía osan alertar a la gente con su penetrante rin-rin, de que los días, las horas,  más sofocantes del verano andan por aquí ya.  

martes, 3 de julio de 2012

UNA FUENTE QUE MANA DE NUEVO




     Raras veces falta en nuestro paseo matinal, a esa hora en la que aún es posible andar con algo de brisa fresca como compañera, unas vueltas repetidas por nuestra Alameda que, ya antes de entrar en ella, nos está llamando a voces desde la calle de San Carlos, con la seducción inmediata de su apabullante fondo de traslúcidas montañas en lejanía, en una increíble geometría de formas y colores y con una promesa, no tácita, sino descarada, a unos pasos, de recetas de serenidad para el espíritu y de esplendor para nuestra vista.

     Lo es, también, la que gusta de ofrecernos el sombreado y vasto paseo central, con sus árboles centenarios y su tupido dosel, muy encumbrado, desprendiendo sombras que son un regalo en estos días del año. Verdad es, que dejando a un lado la amargura de sus estropicios urbanísticos y algún que otro esqueleto de farola, tullida en su integridad, por lo que a los jardines se refiere da gusto verlos.

      Desde hace poco, hemos recibido con gratitud la puesta en funcionamiento de una de las fuentecitas de la entrada, en la que desde hace años no veíamos correr el agua; un líquido, además, que es pura gloria por lo fresco. Como antaño, hemos visto acercarse a ella, palomas y gorriones, no tanto para apagar la sed, como para oír de cerca el rumor cantarino, pequeñito, del chorro, incansable en su nimiedad y trabajo, subiendo una y otra vez, casi rotundo y tangible cuando cae hasta la metálica redondez que la protege y sustenta; que es ley de vida que todo, todas las cosas, necesitemos de una protección para ser y parecer.

lunes, 2 de julio de 2012

UN TREN MENOS, UN DESPRECIO MÁS.




        Julio ha entrado indeciso, algo apocado, y alterna horas de un frescor inusitado de rondeños veranos de antaño, con bochornosas oleadas de calor. Nos da la impresión de que anda, en cierto modo, atareado buscando su lugar; un lugar que tampoco, nos cabe duda, poco tardará en ocupar como acaparador y difusor de todas las calores del estío. 
             Con este panorama de haz y envés del mes, nos acercamos a la estación de ferrocarril. Cuando hay opción, que no siempre las hay, nos gusta y más en los viajes cortos, el tren y su atmósfera de serenidad, de entrar en un mundo tan cambiante por momento, en lo que se te muestra a cada segundo, es diferente a lo anterior; en que no te aterra, como cuando marchas en un vehículo, grande o pequeño, el que viene de frente y el que te atosiga por detrás; ni humos, ni ruidos. Una bendición en fin para los que evitamos molestias y bullicioso innecesarios. 
              Pretendemos ir a Málaga, como otras veces, en un tren que sale sobre las siete de la mañana y de un tirón nos deja allí. Una hora perfecta para nosotros, que nos gusta madrugar y que su llegada a las 9 de la mañana, te permite con comodidad realizar cuanto llevabas en mente que, casi siempre, y por obligación, es mucho, ya que a pesar del progreso a los de pueblo, todavía, y me temo que para los restos, nos tocará solucionar los asuntos de papeleo en la capital, una servidumbre ancestral que ahí sigue.
                En cualquier caso, como medio de transporte para ese viaje, el tren nos ha dado otro susto de esos que ya resignadamente recibimos cada día: a esa hora no hay tren que valga. Se ha suprimido. Si queremos, que no queremos,  ir por ferrocarril a Málaga, tendremos que utilizar otro de salida casi dos horas más tarde,¡ y con transbordo en Bobadilla! Como esos trenes de mercancía en maniobras de nuestra infancia, también ellos han dado marcha atrás en un servicio y en la sensatez que los guiaba. 

domingo, 1 de julio de 2012

QUE EL DIOS DE LAS CIUDADES NOS ASISTA



          Se veía venir desde hace unos años. Desde que algún famoso le dio con toda intención por comprar unos terrenos, no para su recreo, sino para sus negocios, en suelos de El Castillo; que los tiempos cuentan mal para tenerlo en los bancos, y cuando se gana mucho hay que emplearlo bien, sobre todo si te dejan. Ese centro de interpretación, de visitantes, plazas hoteleras,  o como puñetas se le llame, que para despistar y no alarmar en demasía, se le viene dando cada vez  un nombre diferente, es, como nos imaginábamos desde la compra dicha,  una realidad, está hecho, con PGOU o sin él, no vayamos a engañarnos.  Estos "emprendedores" que vienen a cargarse, es la palabra, la belleza natural de nuestra ciudad, podían haber intentado lo mismo en la Giralda, o en la Torre del Oro, o en la Catedral de Sevilla, que más espacio permite, pero claro, allí no les dejan.  Sí en Ronda, donde somos unos benditos. Podían proyectar lo mismo en terrenos del cuartel de la Concepción, que no sabemos a qué lo vamos a destinar, o en montones de sitios, que los hay. Es  el Tajo o nada. Buen lugar, ¡vive Dios! Y, sí, ya sabemos la historia, muy manida, de que no sé cuántos puestos de trabajo, cuántos beneficios para la ciudad, y, claro,  sin dañar lo más mínimo al paisaje, que la verdad uno no sabe cómo se puede hacer eso, a no ser que se construya, hoy que tantos medios hay, sobre una de esas nubes otoñales que tanto gustan de visitarnos en dicha estación.

          Es una maldición, (y no la de Ridruejo, que la pedía para los que dañaran la pureza arquitectónica y paisajística de nuestra ciudad, fueran particulares, miembros del consistorio o de quienes se tratara, que esa sería la justa) sino otra, la que se está derrumbando con todo su peso sobre nuestra ciudad. Desde unas semanas, por citar otra gorda,  anda dañando el sentimiento  y la vista de quien lo contempla ese horroroso teatro para las aves, apretado contra las murallas,  desdibujando y mandando al otro barrio a un paseo y a un entorno tan encantador como original.

          Y como entre desatinos, locuras,  y barbaridades contra nuestra ciudad sin descanso nos movemos, se anuncia ahora, en voz baja, no vaya a escandalizarse nadie, la instalación de un restaurante en la Casa del Gigante. ¡Qué mejor lugar para ello, un palacio nazarí! Lo que decimos: no una maldición, sino una verdadera plaga la que está descargado, y lo malo es que no parece cuándo vaya a parar. Que el dios de las ciudades nos asista, aunque hay cosas contra las que, por mucho empeño que ponga,  poco podrá hacer el pobre mío.