martes, 31 de enero de 2012

LA OTRA RUTA DE LA PLATA


     Nunca, parece, cualquiera que sea lo que sugiera el nombre, fue la conocida en la antigüedad como Vía de la Plata, una ruta por la que hombres y animales transportaran a manos llenas el reluciente metal, y sí una calzada, o camino empedrado romano, que, sin interrupción, unía una parte extensa de Iberia, desde Sevilla a Gijón.
     En los tiempos que corren, esos tan borrascosos en los que penamos sabe Dios qué añejas culpas, sí que con toda propiedad podríamos designar como Vía de la Plata a la que está anudando a lo largo y ancho de la geografía hispana las calles de todas las ciudades, con el común denominador de comercios que, a docenas, compran plata. La doméstica plata de nuestras bandejas, cubiertos o marcos con fotos conmemorativas. Esos u otros comercios, ya se llevaron antes el pequeño y nimio tesoro de nuestros anillos, medallas o pendientes de oro, de pocos quilates. En un peldaño menos, dispongámonos ahora a desprendernos de su hermana menor, menos vistosa, menos valiosa, pero más expuesta y hogareña.

jueves, 26 de enero de 2012

AGONIZA ENERO

     Con la brevedad de un suspiro, se nos pasó un mes con fama de extremo en todo su transcurrir; y aunque en uno de sus aspectos, el que atañe a la maltrecha economía doméstica, por desgracia, no defraudó a nadie en sus lastimosas previsiones, en el segundo, en el que toca a la meteorología y a sus invernales furores, se nos mostró como un plácido corderillo, incapaz de hacer mal a nadie, esto es, calentando más que ateriendo nuestros cuerpos. Quizás consideraran, esta vez, los dioses que rigen la conducta del tiempo, que bastante castigados andaban aquéllos, por otras causas, para añadir más suplicio al que ya de por sí el adverso curso actual de la vida nos enviaba, día sí y día no.
     Como refrendo incuestionable de la agonía de enero, junto a las chumberas, de hojas como gruesas tortas con espinas, casi se le enredan desafiantes un cúmulo de níveas florecillas; mucho más de admirar, cuanto que para su floración, anuncio de aún más benévolas auras, escogieron con intrépido atrevimiento el filo deslizante de hondos precipicios, seguras de que no van a caer, y si lo hicieran, valdría la pena por lo que contemplan a todas horas.

lunes, 23 de enero de 2012

CUESTAS QUE SON MONTAÑAS

        Acostumbrados desde niños a las pinas cuestas de nuestra ciudad, que nunca descansan ni dan un respiro, la de enero, con toda su tradición de estrecheces tras la prodigalidad de las fiestas navideñas, siempre nos pareció, cuando menos llevadera. Pero eran otros tiempos y otras penurias que no las actuales. Calle desoladas, saldos en todos los comercios que a nadie importan un bledo porque ni para eso hay un céntimo de euro en bolsillos y monederos, y una brizna de crudo rocío al amanecer, acompañando una cuesta del mes primero del calendario que no se la salta ni el más diestro de los saltadores en evitar escaseces. Y nos tememos que este año serán muchas las cuestas, no sólo las de enero con las que tendremos que lidiar.
        Compensa algo, cuando avanza el día, esos atardeceres, que son un marco ideal en ciudades extrañamente vacía de forasteros, como la nuestra, para olvidar crisis y sinsabores de gobernantes sin tino, nada nuevo, y pensar en mares infinitos y en colores nunca descritos, antes de que lleguen de nuevo las sombras, las de la noche y las otras, que no tienen horas.

miércoles, 18 de enero de 2012

EN TODO, REBAJAS

                                                                               

     Muy avanzado su curso, casi besando su término, este bonachón enero, tras mucho hacerse rogar, ha querido recurrir a sus antiguas armas, algo herrumbrosas últimamente, dar un salto imprevisto y dorar con una mano de pintura a las montañas a la vista. Lucen éstas como debieran, por las fechas en que nos hallamos. Y si alguien se sorprende, no es por ese razonable retazo de blanco, que a duras penas se sostiene sobre cumbres y altozanos, su estable refugio de otros años, sino por la aviesa brusquedad con que la voluble atmósfera, de palabra sólo invernal, brinca de un lado a otro de su escala. Bueno es, por demás, que esta rebaja del tiempo, supere a cualquier otra de las que vocean a miles los escaparates de los comercios, y que no nos cueste dinero alguno. No lo diremos muy alto...

lunes, 16 de enero de 2012

EL TIEMPO EN NUESTRAS MANOS

     Esa tos, un mucho pertinaz,  machacona, agotadora, tan de nunca acabar, como los recortes con que el Gobiernos nos asusta, sabíamos que daría con nuestros zarandeados huesos en las puertas atestadas de humanos enfermos de una consulta médica.
      Y allí fuimos, a cantar y contar el tiempo; al unísono, y no el atmosférico; un espectáculo por el que a algunos extranjeros no les importaría  sacar entradas. Porque nunca, en ningún sitio, con una frecuencia tan insistente, tan repetida, tan tenaz, tan desmedida, hemos visto blandir la hora, la medida organizada y coral del tiempo como en las antesalas de los ambulatorios andaluces.
      Desde, para que el galeno de turno o familia te revise su cascada anatomía, se ha sustituido el útil y ancestral orden numérico por fracciones de hora en estos centros, las esperas, largas, pero no tediosas del todo, las ameniza una orquesta de voces, destempladas en ocasiones, sumisas otras, de desespero o inquietud las más, en que cada cual esgrime como puede, con papel o sin él, su caballo de batalla, el que marca su entrada al médico, señalado, aunque no siempre haya acuerdo, por una hora, que se discute casi siempre: las diez y cinco, las diez y diez, las puñetas y veinte... Y que no haya coincidencia de ella, ya que entonces, el espectáculo, ni la mejor obra de los Quintero lo mejora.

jueves, 12 de enero de 2012

LA LLUVIA SE RESISTE

                                                                                 
      La lluvia se resiste a bendecirnos en estos últimos meses, y ni siquiera cielos grises como los de hoy, mensajeros preclaros otras veces de abundantes aguas, significan nada más que eso: tiempo insulso, frío si además, como ahora, se deja invadir por persistentes brisas que sueñan con ser vientos y, en ocasiones, lo consiguen, o con soles fuera de estación, de sitio y de mesura, al igual que en las semanas precedentes.
      Hasta la perfección en el orden de la naturaleza, siempre tan cumplidora, se altera cuando algo tan imprescindible como la lluvia escasea. Y no digamos cómo todo ese desbarajuste repercute en nosotros, pobres mortales. Por lo pronto, una aluvión de catarros, de innominadas gripes, de toses que son truenos,  de torrentes de mocos, esputos a raudales, de ojos aturdidos y de cuerpos temblorosos, buscan remedios en centros sanitarios, farmacias y consultas médicas, a unos males que aunque no de una gravedad para preocuparse, nos dejan convertidos en guiñapos, el cuerpo, el ánimo y la voluntad de acometer cualquier cosa de provecho o deleitosa.

martes, 10 de enero de 2012

VUELOS MODERNOS



      Cuando esos voraces funcionarios, de paupérrimos salarios, que son los pilotos de nuestra Iberia, con sus continuos desplantes y desafíos, no trastornan los vuelos, los suyos y los de otras compañías, solemos de vez en cuando volar, más por obligaciones de visitas familiares que por placer. Sin demasiado temor, montamos en aviones de los pequeños y billetes económicos, esto es, de los que van como el metro madrileño y cuesta moverse lo que no está escrito.
      Para lo neófitos que no han probado todavía a tener a las nubes como reposapiés, e ignoran cómo les va a responder el ánimo, les aconsejaríamos subirse a un avión de filiación extranjera, donde no se enteren de lo que se habla por micrófonos y difunde altavoces. Así, se evitarán echarse a temblar ante las explicaciones previas al despegue, con que a toda prisa susurra y apabulla una azafata o similar a los pasajeros, acompañado de gestos extraños, para casos de accidente: fuego, caídas a la mar o catástrofes en ciernes del aparato que le transporta. 
      Tratar de que uno aprenda, en contados minutos, lo que habría de menester un master de meses, con máscaras de oxigeno que tendríamos que bajar de no sabemos dónde; inflar aquéllas, cintas que se desplazan con una maniobra de nuestras manos, artilugios que buscar bajo los asientos... Y todo en un momento de pánico. Hay gente ingenua: aquellos que legislan los espacios aéreos y endosaron como obligación esta pieza breve de teatro que  se representa con la asistencia de mucho público, pero que sería un fiasco total en caso de ocurrir lo que nadie ni Dios quiera, porque vaya drama entonces, con la torpeza como protagonista único.   

sábado, 7 de enero de 2012

ESTOS REYES DE AYER




                                                                                              
      Estos reyes de ayer, de fugitivo y anual paso, tienen pese a su triple concurrencia de añejas coronas, el candor de los mismos niños a los que embauca con la ficticia máscara de su existencia. Eso de conceder todo lo que se les pide, sin pedir ellos nada a cambio, no cabe duda que de no ser milagro, que no lo es, sólo podría tratarse de un cuento para la imaginación infantil siempre abierta y despierta.
      Entre vientos huracanados, casi imparables, pugnando por mantenerse en pie, andan otras reales monarquías, entre ellas la nuestra hispana. No son tiempos favorables para nadie; y triste es que a falta de los apuros y males que los demás nos sacuden, se aventuren algunos de sus miembros a creárselos, jugando con una ventaja, indigna a todas luces. Dan un mentís, de esta manera, a los que, como en los cuentos, asocian reyes con bondad y justicia.

jueves, 5 de enero de 2012

YA SE ECHÓ A CAMINAR

        Ya ha echado a caminar el nuevo año, no tan vacilante como otras veces, ni como le mandaba la estación en la que nos encontramos. Diríamos por eso, que comienza a dar señales de ser poco conformista, de imponer sus propias leyes, y de hacer poco caso a ningún bicho viviente; en especial a la naturaleza, a la que él, más que nadie se debe. Y así, nos está brindando un tiempo inaudito, con soles radiantes y flores, a las que engaña, el muy pérfido,  para hacerlas pensar que se hayan en época de crecimiento y no de  andar mustias o desaparecidas.
          Por lo demás, algo todavía de los buenos deseos de estas fiestas nos queda en el buen ánimo de los que nos rodean. Y no sólo en el de los familiares o amistades. Para no desacreditar a los que opinan que los humanos somos animales de costumbres, haciendo cada día, por obligación o sin ella, lo mismo, esta mañana hemos desayunado en idéntico bar que ayer, que anteayer o que hace unos meses. Rutina, pero rutina agradable, encantadora, a la que no queremos renunciar por nada del mundo. Los dueños, a los que ayuda también la cuñada, son de un pueblo de la Serranía. Y además de adaptarse a unos hábitos locales que son los mismos que los de su lugar, traen algunas cosas de su tierra. Por ejemplo, estos días, aparte de la amabilidad y la presteza habitual, de motu propio nos han servido gratis, sin petición previa por nuestra parte, unas rosquillas deliciosas, de las mismas características que las que en otros tiempos ofrecían, en las mismas condiciones de gratuidad a los viajeros que llegaban, asumiendo riesgos sin cuento, de lejanos horizontes. De esa rutina, extendida desde luego, sobre todo, a la que nos hacen disfrutar los amigos, los cielos, la ciudad y todo lo que nos rodea, será un placer que, como un maná exquisito nos siga envolviendo y cayendo sobre nosotros y los que nos aprecian un poco. Que la benevolencia del que la tiene, quienquiera que  sea o como le llamemos cada cual,  ayuden a nuestras peticiones.

domingo, 1 de enero de 2012

LOS BULLICIOS Y ESPERA DEL NUEVO AÑO

      Con todos los aspavientos,  alborotos, y algarabías con que  grandes y pequeños corrimos para dar la bienvenida al nuevo año, no puede decirse que este llegara sin darnos cuenta; ya que, muy el contrario, fuimos nosotros los que estuvimos tan empeñados en propiciar su llegada que no seria extraño que hasta el reloj se acomodara por unas horas presurosas a nuestros deseos, dando un impulso desusado a sus agujas, para acercarnos a unos terrenos, los del 2012,  que imaginábamos llenos de favorables sorpresas.
       En realidad, de niños, aunque el bullicio era menor en estas fechas, porque nuestros familiares tenían  otras cosas más serias en que ocuparse, siempre ajenos a que el tiempo era algo lineal y que las divisiones eran meras muescas añadidas por el hombre, para no extraviarse del todo en su caminar por el mundo,  pequeñas ilusiones nos embargaban de que algo nuevo viniera en esta permuta de años; no sé, un sol más brillante, un árbol que besara las nubes, un pájaro de tamaño y colores inusitados, un personaje de traje y maneras nunca vistos. Ahora rotas todas esas ilusiones, tendríamos que recurrir a nuestra fantasía en un momento de exaltación de nuestros sentidos, nunca alejados del todo de la infancia, para pensar que este 2012 será diferente en esencia a cualquier otro; no en mágicas transformaciones, pero sí en lo que a cada cual nos toque soportar o gozar, de esto último menos siempre, por desgracia, desde luego.